Los desafíos del PAN y de Morena laten en sus fundamentos. Serán sus raíces lo que les permita planear estratégicamente, no solo la elección del próximo junio, sino su posición en el tablero político de los próximos 12 años.
En el panorama político mexicano, resulta evidente que el Partido Acción Nacional enfrenta un desafío crucial: recuperar su identidad y conectar de nuevo con los principios que lo inspiraron en sus inicios. En contraste, Morena ha sabido aferrarse a sus bases y llevar a cabo estrategias políticas efectivas que se traducen en un respaldo sostenido en las encuestas.
¿Qué lecciones puede retomar el PAN de esta situación?
El origen del PAN, impulsado por Manuel Gómez Morín en los convulsos años posrevolucionarios, fue en respuesta a la necesidad de establecer un contrapeso al partido dominante en ese momento. Gómez Morín buscaba formar una agrupación política que promoviera los valores democráticos, el estado de derecho, la economía de mercado y la participación ciudadana activa. Estos ideales resonaron con una parte importante de la sociedad que buscaba una alternativa al sistema político establecido.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el PAN ha experimentado una evolución que lo ha alejado de sus raíces. Ha enfrentado divisiones internas, ha perdido cohesión ideológica y se ha visto envuelto en escándalos de corrupción que han minado su credibilidad ante los ciudadanos.
En lugar de mantenerse fiel a sus principios fundacionales, el partido ha sucumbido en ocasiones a la tentación de imitar estrategias discordantes con su ADN o adoptar posturas pragmáticas que diluyen su identidad cada día más en la opinión de un servidor.
¿Qué ha hecho bien la 4T para sostenerse en aprobación, encuestas y -lo más importante- elecciones ganadoras?
Morena, el partido en el poder, ha demostrado una habilidad notable para mantenerse fiel a sus bases y llevar a cabo una labor política meticulosa. A través de un discurso que apela a las demandas populares, ha construido una sólida conexión con amplios sectores de la sociedad mexicana.
Su enfoque quirúrgico en la promoción de programas sociales y en la movilización de sus simpatizantes ha generado resultados positivos, reflejados en su respaldo en las encuestas.
La labor política de Claudia Sheinbaum, se refleja en los fichajes de su campaña, mismos que llegan con una buena valoración en opinión pública, pero también, llegan con votos. Su techo está cerca en todas las encuestas, sin embargo, es con política y comunicación que logra sostenerse en su intención de voto.
Adicional, el trabajo político y propagandístico del presidente, Andrés Manuel López Obrador, es admirable estratégicamente hablando. Con los gobiernos estatales de oposición, con los gobiernos estatales de su movimiento y con las bases del partido, todo se percibe en un “orden” difícil de describir. Desde las mañaneras y, más recientemente, desde su último libro, el presidente es y -podemos pronosticar- será un elemento fundamental para el análisis y los resultados de la próxima elección.
Ante este panorama, el PAN enfrenta el desafío de reconectar con sus principios originales y de revitalizarse como una verdadera alternativa de gobierno. Esto implica, en primer lugar, la necesidad de una introspección profunda para identificar los aspectos que lo han alejado de su esencia. Debe retomar la bandera de la honestidad, la transparencia y la rendición de cuentas, rechazando cualquier forma de corrupción que pueda socavar su legitimidad. Esto implica también, renovar sus liderazgos y replantearse sus estrategias políticas, pensando en el “post2024”.
Asimismo, Acción Nacional debe fortalecer su identidad ideológica, reafirmando su compromiso con la democracia, el Estado de derecho y la economía de mercado. Debe ofrecer propuestas claras y viables para enfrentar los desafíos del país, construyendo puentes con diferentes sectores de la sociedad y promoviendo la participación ciudadana activa. No es que “no haya oposición”, es que hay “muchas oposiciones” y eso se percibe en casi todos sus movimientos políticos y de comunicación.
En conclusión, no es la forma, es el fondo; el PAN necesita volver a sus raíces históricas y recuperar su papel como una fuerza política coherente y confiable. Solo así, en mi opinión, podrá tratar de enfrentar exitosamente el desafío que representa Morena y ofrecer una alternativa real para México. La historia está esperando que el PAN retome el camino trazado por Gómez Morín y se convierta nuevamente en un actor relevante en la vida política del país.
POR FEDERICO ARANDA
COLABORADOR
MAAZ