Hace ya un rato que vimos cómo al compañero Epigmenio lo de la autoestima se le estaba saliendo de control, con aquel tuit en que se pintaba como un Rambo de izquierdas.
Se acordarán. Le dijo al conservadurismo que no había manera de que lo callaran a insultos. Que –el Doctor Patán cita de memoria– él, el hombre que derrotó a un regimiento de Navy Seals, el que atravesó parabrisas y desafió francotiradores, el que fue peinado por ráfagas de ametralladora sin despeinarse, el guerrero favorito de Fidel Castro, él, en una palabra, era incallable.
Y sí. No hay manera de que se calle. Habla y habla, en esas videocolumnas tan llenas de solemnidad y épica transformadora, en las que monologa mientras mira a la cámara con un sereno fuego revolucionario, como luego monologa con Ciro.
El Doctor Patán lo entiende. Mi Epi es un hombre permeado de amor por el pueblo, y no es, en consecuencia, capaz de quedar en deuda con él. Por eso, se siente en la obligación de pagarle los no sé cuántos millones de préstamos y condonaciones fiscales a punta de defensas del presidente, y de hacerlo sin pudor.
Está bien. Amar la revolución es estar dispuesto a darlo todo por ella, y ese todo incluye la renuncia a cualquier imagen de inteligencia y salud mental.
El problema es que esas voladeces le pasan factura al Segundo Presidente Más Popular del Mundo.
Lo digo porque el otro día, justamente con Ciro, nuestro Rambo dijo que la famosa tendencia de #NarcoPresidenteAMLO, que goza de espléndida salud, es un compló.
Que detrás de ella hay granjas de bots controlados por el neoliberalismo.
Que esas tendencias se crean artificialmente. Que hay una conjura contra México, pues, en el entendido de que México y el presidente son uno mismo.
¿Por qué digo lo de la autoestima? Porque cuando Ciro, que por fin logró colar un par de oraciones, le preguntó que dónde estaban las pruebas, el compañero Ibarra contestó que en una columna suya.
Compañero: no. El Doctor Patán leyó la columna, y está en condiciones de decirle, desde la fraternidad y la autocrítica que distinguen a nuestro movimiento, que no incluye una sola prueba.
Lo que hay es afirmaciones, compañero, que nos hacen preocuparnos por su salud mental a quienes valoramos su contribución al movimiento.
Estuvo a nada de meter en el ajo a los masones, los reptilianos y los Illuminati, mi Epi, lo que no solo habla de una preocupante paranoia, sino de una paranoia bastante pitera.
Un comentario final. La referencia a Rambo habla de mi edad, pero sobre todo de la de usted, camarada.
Cuidado con esos latigazos de ego. Es raro venderse como un héroe de acción para luego pegar un sentonazo como el de la inauguración del AIFA.
Tampoco pasa nada por retirarse silenciosamente a disfrutar del dinero donado por el pueblo, ¿eh? Espero que todo bien con el coxis.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09
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