Movimiento Ciudadano (MC) es un galimatías. Se origina como Convergencia por la Democracia en 1999, luego solo Convergencia en 2002 y nueve años después recoge el sentir popular y se transforma en Movimiento Ciudadano. Sus preceptos son de una izquierda progresista, socialdemócrata a favor del medio ambiente, libertades personales y derechos, en fin, toda una tercera vía pensada por Anthony Giddens.
Sin embargo, ese marco ideológico sólo se representa desde el escritorio, puesto que en entidades federativas donde está consolidado el emecismo, es más bien como un neopanismo. Pensemos por ejemplo en Jalisco, estado que en realidad dio fuerza a MC, abanderado por el actual gobernador, Enrique Alfaro, cuando postulaba por primera vez al cargo que hoy ocupa y que, al más puro estilo de Morena, hizo un arca de Noé local, recibiendo a personajes de distintas fuerzas políticas, en su mayoría de panistas que vieron en el ocaso blanquiazul el momento oportuno de brincar del barco accediendo al nuevo partido ganador en la entidad. En Nuevo León ocurrió algo similar algunos años después.
Ya en la actualidad, no es un secreto que su fundador, ideólogo y dueño de la marca, Dante Delgado, tuvo una serie de roces con Enrique Alfaro por el destino que debería tomar MC a nivel nacional. Comenzó con la decisión de no presentarse a la contienda en el Estado de México y Coahuila y posteriormente en no ser parte del Frente por México para las presidenciales del año en curso.
Los argumentos de Delgado fueron que su partido nunca iría de acompañante del PRI ni del PAN con quien tuvo fuertes enfrentamientos en el pasado. Por su parte Alfaro aludía a que yendo por su parte, MC estaría destinado a la extinción y que solo le haría el juego al partido en el poder, Morena.
En dicha disputa salió a la luz la cercanía que el senador Dante Delgado tiene con el excanciller Marcelo Ebrard y con el presidente López Obrador y que -haciendo números- no era tan mala idea competir por cuenta propia.
Incluso una vez “reconciliado” Ebrard con Morena, el presidente celebró la llegada de “El Nuevo”, Samuel García, gobernador naranja en Nuevo León. Otra piedra en el costal de diferencias entre el emecismo en Jalisco que, dicho sea de paso, hasta 2021 generaba 1 de cada 3 votos para el partido naranja.
Lo de García fue una tremenda equivocación tanto política como electoral, emanada desde las trincheras leonesas gracias al consultor en marketing político, Rafael Valenzuela, ex empleado de Alfaro Ramírez y ahora trabajador de Samuel García y Dante Delgado.
Mismo autor de la grandilocuente presentación de Álvarez Máynez como fosfo-sustituto de García, en medio de chelas, tequila y botana en la terraza de una casa nice, claro, y con un lenguaje para “los chavos”, seguido del video burlándose de autoridades del INE y de Beltrones, porque para el marketing “no hay publicidad mala”.
Así, los malos pensamientos de que al presidente le convenía que Movimiento Ciudadano fuera solo a estas elecciones parece que hoy son una realidad, pues todo el discurso de Jorge Álvarez se ha basado en atacar al Frente y vemos que MC hoy se aliena a los mandatos de Palacio Nacional.
Solo los resultados electorales definirán si fueron correctas las decisiones tomadas, pero se pronostica una pérdida en curules y para la elección presidencial no pasarán del 7 por ciento. Lo que alguna vez Delgado interpretó de Giddens para su partido hoy solo queda en su memoria y prefirió sucumbir ante el canto de las sirenas…o, en este caso, de Yuawi.
POR ADRIANA SARUR
COLABORADORA
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MAAZ