Como cada inicio de año, el tema de la inflación cobra mayor relevancia, ya que toca la llamada cuesta de enero. Luego de realizar los tradicionales gastos decembrinos, el bolsillo de los mexicanos resiente la falta de recursos y toma con especial atención el precio de los productos que va a adquirir.
Vemos que al cierre de enero, la inflación general aumentó 0.89% respecto al mes anterior y, en términos anuales, se fijó en 4.88%.
Si bien la inflación registró un aumento respecto a igual mes de 2023 (0.68%), si se compara con el mismo lapso del año pasado (7.91%) vemos que mantiene una tendencia a la baja.
De igual forma, los precios de los productos agropecuarios crecieron 4.40% a tasa mensual pero en términos anuales quedaron en 9.75%, ligeramente por debajo del 9.93% que se presentó en igual lapso de 2023.
Aunque fueron más los productos que registraron precios a la baja en el primer mes del año: chile poblano, papaya, zanahoria, chile serrano, otros chiles frescos, huevo y azúcar, ha llamado más la atención las alzas en el jitomate, cebolla y la calabacita.
Es importante señalar que la producción y la oferta de los productos del campo está estrechamente ligada a los factores climatológicos. Así, desde sequías, hasta heladas, fuertes lluvias e inundaciones afectan los cultivos y el volumen que se obtiene de las cosechas.
En el campo, la mayor extensión es de temporal, es decir, la producción depende del clima y solo el 26% de la superficie arable, estimada en seis millones 684 mil hectáreas, se realiza con sistemas de riego.
De ahí que ya el Banco de México (Banxico) haya advertido que el cambio climático se ha convertido en un factor de riesgo para que la inflación siga a la baja, cosa nada menor para este tipo de análisis.
En su más reciente anuncio de política monetaria, publicado el pasado 8 de febrero, los integrantes de la Junta de Gobierno del instituto central contemplan riesgos crecientes como las afectaciones climáticas, que inciden en los precios de los productos, particularmente de los agropecuarios.
Así, entre los riesgos que afectan los precios están la depresión cambiaria, mayores presiones de costos, que la economía muestre una resiliencia mayor a la esperada, el escalamiento de conflictos geopolíticos y las afectaciones climáticas.
De ahí que es importante que la dependencia cabeza del sector primario, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, esté tomando acciones y medidas –desde hace ya algún tiempo- para que los productores y las cadenas puedan adaptarse, mitigar y afrontar los impactos del cambio climático.
Ejemplo de ello es que el pasado miércoles, el titular de la dependencia federal, Víctor Villalobos Arámbula, anunció la realización del tercer Congreso Interamericano de Agua, Suelo y Agrobiodiversidad (CIASA) donde autoridades e investigadores de instituciones nacionales e internacionales compartirán experiencias para impulsar una agricultura sustentable e inclusiva.
El encuentro, que se llevará a cabo del 28 al 30 de agosto de este año, promoverá la integración y difusión del conocimiento científico y tecnológico sobre la interrelación entre estos tres recursos y la vinculación entre actores clave y desarrollos tecnológicos para afrontar los retos climatológicos en el sector primario.
Bien por este tipo de encuentros que ponen en el centro de la agenda pública al cambio climático, una realidad que no puede rebasarnos. Daremos seguimiento.
POR MARIANA OTERO BRIZ
COLABORADORA
@BRIZCOCHO
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