COLUMNA INVITADA

En el #8M alcemos la voz por las mujeres trans

Primero, es fundamental reconocer que en México el patriarcado, la misoginia, el machismo y el cisexismo son varias caras de la misma moneda

OPINIÓN

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Itziar Gómez / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A mi querida amiga, Nicté Chávez

“Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie”, decía Emily Dickinson, poeta estadounidense que admiro y leo continuamente. En este sentido en un mundo ideal, la lucha por la igualdad y la justicia de las mujeres sería una causa común, compartida por todas las que nos identificamos como mujeres, independientemente de nuestras diferencias. 

Sin embargo, la realidad a menudo nos muestra una división innecesaria entre comunidades que deberían, en teoría, estar unidas por objetivos comunes. Este próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, representa una oportunidad crucial para “ponernos de pie”, alzar la voz y luchar por los derechos de las mujeres transgénero.

Primero, es fundamental reconocer que en México el patriarcado, la misoginia, el machismo y el cisexismo son varias caras de la misma moneda. Estos sistemas se esfuerzan por mantener el estatus quo de poder, donde las identidades y personas que se desvían de la norma cisgénero y heteronormativa son marginadas y violentadas.

Las mujeres trans enfrentan una intersección única de discriminación, no solo por su identidad de género, sino también por el hecho de ser mujeres, lo que las expone a niveles aún mayores de violencia, exclusión social y económica, así como barreras para acceder a la justicia.

2024 ha iniciado como una etapa “negra” para las mujeres trans en México. Durante las primeras semanas del año se han identificado cinco transfeminicidios. Igualmente, se dio el caso del revés que tuvo el Presidente López Obrador en una de sus mañaneras, al generizar de manera equivocada a la diputada trans Salma Luévano.

Aun cuando enmendó sus palabras al día siguiente, los numerosos comentarios transodiantes continuaron. A todo ello se suman las posturas transfóbicas de otros personajes con gran relevancia política y empresarial. Todo ello ha impulsado numerosas expresiones de violencia contra la comunidad trans, como la ejercida a mi amiga cercana y líder de opinión, Nicté Chávez. 

De su caso, que representa el de muchos otros, llama la atención la tardanza con la que actuaron las autoridades del poder judicial, el silencio de la compañía empleadora del agresor y del poco soporte institucional que pudo tener para frenar una agresión que puso y todavía pone en riesgo su vida. Alzar la voz en estos casos y poner los reflectores es indispensable para lograr un cambio cultural e institucional en nuestro país.  

Luchar por las mujeres trans es, en esencia, luchar por la seguridad de TODAS las mujeres. Al abogar por los derechos y la inclusión de las mujeres trans, desafiamos directamente los cimientos sobre los que se construye la opresión de género.

Esto significa trabajar hacia una sociedad que valora y respeta la diversidad de experiencias y existencias de todas las mujeres, reconociendo que nuestras luchas están intrínsecamente conectadas por el hilo común de buscar equidad y seguridad para todas.

El feminismo, en su esencia verdadera, aboga por la liberación de TODAS las personas que nos identificamos mujeres. Esto no puede lograrse mientras algunas sigan oprimidas y en peligro.

La solidaridad entre mujeres cis y trans es crucial porque cuando una de nosotras no es libre y no está segura, ninguna de las demás realmente lo estamos. Las luchas de las mujeres trans son las luchas de todas las mujeres. En mi opinión, el feminismo debe ser interseccional para ser efectivo.

La violencia y discriminación que enfrentan las mujeres trans en México son alarmantes. Y, en muchas ocasiones, son mujeres quienes ejecutan actos discriminatorios. Por eso no sorprende que México sea el segundo país a nivel global, después de Brasil, con más transfeminicidios. Estas no son solo estadísticas; son realidades vividas con nombre y apellido que requieren acción inmediata y colectiva. 

El 8 de marzo, y todos los días, debemos unir nuestras voces, recursos y plataformas para luchar por un mundo donde todas las mujeres podamos vivir libremente, con dignidad y sin miedo. Debemos desmantelar los prejuicios dentro de nuestras propias filas y trabajar hombro con hombro para crear espacios seguros, inclusivos y equitativos para TODAS.

La lucha de las mujeres trans es la lucha por la seguridad de TODAS las mujeres. Por Gabriela, por Vanessa, por Miriam, por Samantha… Por Nicté. Porque, como diría Vivir Quintana, “nos queremos vivas”.

Por Itziar Gómez Jiménez

Directora de Agencia de Comunicación Plasmar

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