UN MONTÓN DE PLATA

El oxígeno de Carlos Slim

Hace tiempo que muchos empresarios en México eligieron el ostracismo como forma de salvaguardar su posición social

OPINIÓN

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Carlos Mota / Un Montón de Plata / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Únicamente tres empresarios, entre los grandes de México, han decidido tener voz pública para opinar sobre los temas nacionales: Ricardo Salinas Pliego, Antonio del Valle y ahora Carlos Slim

Salinas Pliego es el más fecundo de ideas para inspirar a la gente a pensar el valor de la libertad; Del Valle tuvo un importante cargo gremial, en el Consejo Mexicano de Negocios; mientras que Slim es visible y notorio cada vez que decide expresarse, cosa que ocurre escasamente. Pero la mayoría de los empresarios grandes callan. Eduardo Tricio, por ejemplo, nunca emite opinión pública; lo mismo que Germán Larrea, Juan Domingo Beckman, Mariasun Aramburuzabala, José A. Fernández Carbajal, Daniel Servitje o Alejandro Ramírez.

El silencio público de la mayoría de los empresarios ha generado un desequilibrio narrativo: los medios de comunicación; los libros que circulan en librerías; las clases en las universidades; y otros espacios públicos están ocupados por gente que nunca ha generado riqueza, empleos, o que nunca ha experimentado la angustia de tener un mal trimestre en ventas. Pero eso no les importa, porque sus opiniones no solo penetran audiencias, sino que también educan a los jóvenes.

Es imposible escuchar los argumentos de los empresarios mexicanos mientras permanezcan callados.

Las palabras de Carlos Slim esta semana han fungido como un ventilador con oxígeno puro para una nación anestesiada por el discurso ensordecedor de la izquierda. Slim no dijo nada nuevo, como el hecho de que Telmex no es negocio, o que la participación de los militares en tantas actividades es un exceso del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Pero lo dijo él, y eso hace una diferencia.

Hace tiempo que muchos empresarios en México eligieron el ostracismo como forma de salvaguardar su posición social. Quizá la estrategia les benefició en lo personal; pero definitivamente dañó a la sociedad. 

Hoy padecemos una enfermedad crónico-degenerativa antiempresarial, cuyo síntoma prevalente es un mantra de seducción social que defiende la igualdad mediante el Estado y la proliferación de los derechos masivos con cargo a los empresarios. En pocas palabras: los empresarios son equivocadamente percibidos como los villanos en la película de la pobreza, la injusticia y la corrupción.

Por eso la bocanada de oxígeno de Slim penetró tanto, porque desnudó la ausencia de equilibrios en la narrativa nacional: mientras los empresarios se parten el lomo, por un lado, son juzgados en los tribunales de la moral socialista, por el otro. Y por ese desequilibrio Slim continuará subsidiando a Telmex… aunque ya no sea negocio.

HOLCIM

La cementera que encabeza Jaime Hill en México destinará 55 millones de dólares para construir una nueva molienda en su planta de Macuspana, Tabasco. Generará 300 empleos.

POR: CARLOS MOTA
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