Uno de los regalos más característicos en este 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, son las flores, pero también hay otras festividades que permiten al sector floricultor despuntar en ventas, como las celebraciones por el Día de las madres, Día de Muertos y las fiestas decembrinas, cuatro momentos donde estos productos toman mayor relevancia.
Y en México contamos con un sólido sector de ornamentales con capacidad para responder a esta demanda, ya que la diversidad de climas, así como el trabajo y técnicas de los floricultores nacionales, permiten que se cultiven y cosechen flores de diversos tipos que engalanan y embellecen momentos significativos para las personas.
Tan solo el año pasado, los floricultores mexicanos produjeron cuatro mil 173 millones de flores, que generaron un valor económico de ocho mil 173 millones de pesos, 8.4 por ciento más que en 2022, de los cuales el Estado de México generó seis mil 177 millones de pesos (75.6 por ciento), de acuerdo con cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).
La floricultura ocupa una superficie de 25 mil 039 hectáreas, con valor de producción de 12 mil 810 millones de pesos, donde los crisantemos, rosas y gladiolas registran la mayor superficie sembrada y producción.
Así, en 2023 se obtuvieron mil 609 millones de crisantemos, mil 375 millones de rosas y 797 millones de gladiolas, seguidas de gerberas, lilium azucena, girasoles, orquídeas y aves del paraíso.
El Comité Nacional del Sistema Producto Flores y Ornamentales señala que a esta actividad se dedican 50 mil pequeños productores que generan 250 mil empleos directos y más de un millón de empleos indirectos.
Es importante destacar que del total de empleos en la floricultura mexicana, el 60 por ciento es ocupado por más 780 mil mujeres.
Para la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural federal, al mando de Víctor Villalobos, la floricultura nacional brinda a los productores mexicanos la oportunidad de emprender, diversificar ingresos y generar fuentes de empleo, que van desde el desarrollo de variedades y producción, hasta la elaboración de arreglos florales, transportación y comercialización.
Vale un reconocimiento a todas y todos los floricultores del país que han cultivado un subsector sólido y resiliente, pues lograron sobreponerse a la etapa más difícil de la pandemia, donde la floricultura fue considerada no esencial como la producción de alimentos, pero se mantuvo la producción.
Por ello es importante dar a conocer el trabajo de los productores de ornamentales, pues detrás de cada flor existe una producción basada en criterios sustentables, en la preservación de los suelos y el agua y en el uso de técnicas que no degradan el ambiente.
Sigamos regalando y embelleciendo lugares con flores, un producto con todo el color y belleza de nuestro campo mexicano, gracias al trabajo de los floricultores nacionales, otro punto a favor para decir: como México no hay dos.
POR MARIANA OTERO BRIZ
COLABORADORA
@BRIZCOCHO
PAL