En el metro de Nueva York, de acuerdo con un reporte de Bloomberg, se planea para los próximos cinco años una inversión de alrededor de 43 billones de dólares, esto es algo así como 740 mmdp. Eso significa, más o menos, que se van a invertir 150 mmdp por año, para poner al metro neoyorquino en las mejores condiciones posibles.
El proyecto incluye mejorar el sistema de señalización y comunicación, el reemplazo de trenes, de vías, elevadores, escaleras, sistemas para evitar inundaciones por lluvias, rehabilitar la Penn Station y el cambiar la mayor parte de la estructura de la Estación Central.
La famosa Estación Central tiene 110 años en operación, y no está bien equipada para proteger a los usuarios cuando el clima es extremo, por lo que requiere una remodelación mayor. Por el momento, ya se inició el cambio de los trenes tradicionales por otros nuevos, que permiten el paso de un vagón a otro y son mucho más accesibles para personas con alguna discapacidad.
La nueva inversión va a ser financiada, parcialmente, por los ingresos que se generen por el nuevo impuesto que se planea imponer a los vehículos motorizados que circulen por la zona de Manhattan, al sur del Parque Central.
La autoridad de tránsito de Nueva York va a emitir deuda, con base a los ingresos que va a generar el impuesto a la congestión de vehículos, por 15 billones de dólares, de los 43 necesarios, para iniciar en los próximos meses el proyecto.
Eso va a permitir que el gravamen sea mejor aceptado por la población, en parte porque los ingresos se van a invertir para ofrecer mejores alternativas al uso del auto, ya que el programa de remodelación establece metas precisas para reducir los retrasos e incrementar la velocidad del metro y la comodidad de los usuarios.
Tiene mucho más sentido iniciar remodelaciones mayores en los próximos meses, con efectos inmediatos y de gran calado, financiados por los ingresos futuros del impuesto a la congestión, que destinar las cantidades que obtengan cada año para pagar por remodelaciones menores.
Al final, la emisiones se van a reducir por el menor uso del auto, desincentivado por el impuesto, mientras que las personas van a poder utilizar un Metro mucho más confiable, rápido y seguro.
La mega remodelación del metro de Nueva York marca el camino de cómo es posible mejorar de manera integral un servicio de esa magnitud sin utilizar solamente la tarifa que se paga por él mismo, sino de gravar a quienes emiten contaminantes.
POR VIDAL LLERENAS
@VIDALLERENAS
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