RETOS GLOBALES

El caos mundial

Lamentablemente, el multilateralismo está en crisis. No hay voluntad política para aprovechar los mecanismos de solución de controversias previstos por la ONU

OPINIÓN

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Carlos de Icaza / Retos Globales / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética anticiparon, al final del siglo pasado, el surgimiento de un nuevo ordenamiento fundado en un marco de paz, estabilidad y cooperación internacional para el desarrollo. No obstante, el fin de la oposición Este-Oeste y las expectativas abiertas por el proceso de globalización no fueron aprovechadas para consolidar un orden mundial basado en reglas. 

En 1992, el entonces secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Boutros Boutros-Ghali, propuso una agenda para la paz, sugiriendo que, con el fin de la Guerra Fría, "nos hemos alejado del borde de una confrontación que amenazaba al mundo y, con demasiada frecuencia, paralizaba nuestra Organización". 

Sin embargo, muy pronto ese proyecto se desvaneció y la gestión de Boutros-Ghali concluyó en medio de la incapacidad de la ONU para mediar en varios conflictos regionales y la insuficiencia de recursos para sostener las operaciones de mantenimiento de la paz. 

A 32 años de distancia, el actual secretario general de la ONU, António Guterres, la semana pasada, en una dramática alocución frente a la Asamblea General, advirtió que "mientras los conflictos arrecian, las divisiones geopolíticas crecen, la polarización se profundiza, los derechos humanos son pisoteados, las desigualdades estallan y nos burlamos de la naturaleza, al tiempo que el mundo persigue su adicción a los combustibles fósiles". 

En su discurso, el secretario general recordó que la paz es la razón de ser de las Naciones Unidas, agregando que si los Estados miembros cumplieran sus obligaciones derivadas de la Carta de la ONU, el derecho de toda persona a una vida de paz y dignidad estaría garantizado. 

Durante la Guerra Fría, las tensiones internacionales tenían lugar en función de la oposición de ideologías y de la confrontación entre dos bloques. Hoy, observamos que el mapa geopolítico está conformado por una compleja multipolaridad, en la que se compite descaradamente por espacios de poder e influencia, vulnerando cada vez más el orden internacional construido trabajosamente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. No exagera Guterres al describir esta situación como una batalla campal con toda impunidad, "desde la competencia por armas nucleares más sigilosas hasta nuevos ámbitos potenciales de conflicto y armas de guerra, que crean nuevas formas de matarse unos a otros".

Lamentablemente, el multilateralismo está en crisis. No hay voluntad política por parte de las potencias para aprovechar los mecanismos de solución de controversias previstos por la ONU. No hay en el horizonte inmediato señales que permitan avizorar siquiera un cese el fuego en las guerras de Ucrania e Israel-Hamas. Por el contrario, sobre todo en el caso de Medio Oriente, existe el riesgo de que el conflicto se extienda. 

De ahí la frustración de Guterres. Su llamado a reforzar y aprovechar los mecanismos multilaterales de paz y seguridad no debieran ser ignorados. No podemos resignarnos a que la ONU se vuelva cada vez más inoperante y que impere la ley de la selva.

POR CARLOS DE ICAZA

EMBAJADOR EMÉRITO Y EXSUBSECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES

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