COLUMNA INVITADA

El amor

El amor no es consuelo. Es Luz. Simona Weil

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En el prólogo del libro Tres mil años de amor se lee, “Sólo a un sentimiento que nace con el hombre y del que el hombre nace le es dado nacer y subsistir para parecer si el hombre perece. Otros, como el del odio -su hermano gemelo-, pueden morir un día precisamente en manos del amor, tan viejo y tan nuevo, puede recorrer los años de la vida humana desde lo más lejos hasta lo más cerca”.

Cartas, poemas, novelas, canciones, están presentes en el amor, Stendhal, define estas cuatro letras, “El amor es el milagro de la civilización”, Juan Ruiz de Alarcón, nos dice, “No reina en mi corazón otra cosa que mujer, no hay bien a mi parecer, más digno de estimación”, por su parte, Efraín Huerta, “El poema de amor es el poema de cada día; la sombra de una hoja y este mirar al cielo en anhelante perseguir una flor una sonrisa”.  

Mario Benedetti afirma, “El amor es uno de los elementos emblemáticos de la vida. Breve o extendido, espontáneo o minuciosamente construido, es de cualquier manera un apogeo en las relaciones humanas”.

El poeta Miguel Hernández, escribe, Amor “¡Bienaventurado aquél que sin fijarse en mis ramas ni en mis frutos llegue a mí sólo por amor, por ansía de tenerme y de mirarme con enamorada rabia!”, mientras de Alfonsina Storni, leemos, “Hombre pequeñito, hombre pequeñito. Suelta a tu canario que quiere volar…Yo soy el canario, hombre pequeñito, Déjame saltar”.

En su poema No es que muera de amor, Jaime Sabines, escribe, “Muero de ti, amor, de amor de ti, de urgencia mía de mi piel de ti, de mi alma de ti y de mi boca y del insoportable que yo soy sin ti”, en Los amorosos “El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable”.

Alí Chumacero, escribe en su poema Inolvidable, “Decir amor es recordar tu nombre, el ruiseñor que habita tu mirada, ir hacia ti a través de lo que fuiste y cruzar el espacio suavemente buscándote cristal, desnuda forma caída del recuerdo…” mientras que Rosario Castellanos, nos regala “El amor que nos ama no aparta de nosotros ni un instante la mirada”.

El novelista Gabriel García Márquez, en El Amor en los tiempos del Cólera, escribe, “Él insistió, ya con la respiración entrecortada, y ella le ofreció la otra mejilla con una coquetería que él no le había conocido de colegiala…y ella lo recibió en los labios, lo recibió con un temblor profundo que trató de sofocar con una risa olvidada desde su noche de bodas. ¡Dios mío -dijo- qué loca soy en los buques!”.

El recién fallecido escritor José Agustín, en su extraordinaria novela Ciudades desiertas, la protagonista Susana regresa con Eligio, después de tener amoríos con el polaco Slawomir, el final de la narración, “Te quiero respondió ella, incorporándose para quedar cara a cara con él. Yo también te quiero Susana, añadió Eligio, radiante, te quiero con toda mi alma”.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ