COLUMNA INVITADA

Separación

A principios de 2022 Apple TV+ estrenó una serie innovadora e inquietante: Severance (Separación)

OPINIÓN

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Javier García Bejos / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A principios de 2022 Apple TV+ estrenó una serie innovadora e inquietante: Severance (Separación). Resumo la trama a continuación. Mark Scout (Adam Scott) acaba de recibir un ascenso para dirigir a su equipo de trabajo en un emporio farmacéutico llamado Lumon Industries. Mark y su equipo trabajan en el sótano de las minimalistas instalaciones de la compañía, en un espacio aislado y con un mínimo de elementos decorativos.

Su equipo está integrado por tres personas, incluido él y una nueva integrante. Una de las particularidades de su trabajo es que ninguno tiene la más remota idea de lo que hacen todos los días durante ocho horas frente a un ordenador de los 90, y la segunda y la más importante, es que una vez que abandonan ese sótano su cerebro no recuerda absolutamente nada de lo que sucede allá abajo.

Lo anterior gracias a un proceso quirúrgico, llamado “Separación” patentado por Lumon, mediante el cual se inserta un chip en el empleado (el trabajador decide si lo hace o no) que permite crear una disociación de la personalidad creando dos “yo”, el del trabajo, y el de la vida personal, sin que ninguno tenga consciencia de la existencia del otro.

A principios de esta semana, Elon Musk anunció que su empresa Neuralink había conseguido, después de varios experimentos, insertar un chip en un cerebro humano. La compañía del dueño de Tesla ya había realizado experimentos en monos y de hecho, ha estado envuelta en la polémica por la supuesta muerte de 12 primates a los que se les había insertado un chip.

Hasta ahora, lo único que sabemos es que la empresa de Musk ha logrado la hazaña de insertar un chip en un ser humano, pero no se conoce la identidad del paciente ni cuáles son los objetivos del procedimiento.

Para quienes no estén al tanto, Neuralink nació, al menos de manera oficial, para mejorar la vida de personas para y tetrapléjicas ya que el chip desarrollado por la empresa permite controlar objetos con el cerebro. De hecho, este producto que tiene miras a ser altamente comercializable recibe el nombre de “Telepatía”.

Al escuchar esta noticia y recordando un poco lo que escribí a finales del año pasado no pude evitar pensar en la ficción de Apple que menciono al inicio de este texto y en todas las implicaciones éticas, sociales, políticas, biológicas, psicológicas y hasta filosóficas de esta revolución tecnológica que no sé si seamos capaces de controlar.

En teoría, el propósito de Neuralink, como el de muchos proyectos tecnológicos y científicos disruptivos tiene un cimiento humanitario, sin embargo, la realidad actual nos sitúa en un escenario insólito y de enormes riesgos para el futuro de nuestra especie como la conocemos. El desarrollo imparable de la IA, al menos lo que conocemos ahora, está significando un total y abierto desafío a la subsistencia de la humanidad.

El propio Musk, entre muchos otros científicos y gurús del gremio tecnológico han advertido sobre las implicaciones de una avance de la IA sin controles ni regulaciones, y sin embargo, aquí estamos, observando como se instala por primera vez un chip en el cerebro de un ser humano, que, según palabras de quienes lo pusieron ahí, le permitirá controlar objetos y efectuar acciones sin mover un solo miembro del cuerpo, solo con el poder de la mente, o más bien del chip.

Los escenarios planteados por un sinfín de relatos de ciencia ficción en la literatura y en el cine ya se han vuelto parte de nuestra realidad cotidiana. Y para ser honesto, esa especie de rompimiento de la cuarta pared es un poco escalofriante.

¿Qué implicaciones tendrá para nuestra especie este nuevo paso en el desarrollo científico, militar, médico, biológico? ¿En dónde nos sitúa este nuevo paradigma que podría rebasarnos? ¿Los poderes económico y políticos tendrán la capacidad para controlar esta vorágine o se nos irá de las manos como nos está sucediendo con el cambio climático? ¿A partir de ahora ya no habrá límites para el ser humano, excepto por nuestra condición natural de seres finitos, o incluso lograremos desafiar esa barrera biológica?

En la ficción que describo en los primeros párrafos de este texto, los planteamiento éticos, políticos, biológicos, sociales, morales, psicológicos, afectivos, entre otros, son la base del cuestionamiento principal que plantea la serie dirigida por Ben Stiller.

Cuando la vi por primera vez, imaginé que ese futuro distópico no estaba lejos, pero jamás creí que esos dilemas fueran a instalarse en nuestra realidad en cuestión de meses. Hoy más que nunca el panorama de nuestro porvenir es peligrosa e inquietantemente volátil e incierto.

POR JAVIER GARCÍA BEJOS

COLABORADOR

@JGARCIABEJOS

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