En Veracruz, la tensión crece y la gobernadora Rocío Nahle no oculta su molestia ante el coqueteo entre el todavía panista Miguel Ángel Yunes y Morena.
Sin embargo, Yunes no es el único adversario político de Nahle que ha encontrado refugio en las filas morenistas veracruzanas. El partido guinda sigue engrosando sus filas con ex militantes del PRI y PAN, consolidándose como la fuerza dominante en el estado.
El PRI, por su parte, sigue sin levantarse de los escombros que dejó el sexenio de Javier Duarte, marcado por la corrupción y los escándalos. Su dirigente estatal, Adolfo Ramírez Arana, apuesta a que la crisis interna del PAN le dará algunos refuerzos, pero esa esperanza parece un acto desesperado en un panorama totalmente gris.
Acción Nacional no está en mejor momento. Miguel Ángel Yunes, quien insiste en que no pueden expulsarlo del partido, opera tras bambalinas para vaciar las filas del blanquiazul veracruzanas.
Hace unos días, 16 consejeros yunistas renunciaron al PAN, Federico Salomón, dirigente estatal panista, se aferra a su cargo, pese a los fracasos electorales y las traiciones, confiando en que podrán sobrevivir una nueva ola de renuncias que, según me dicen, está a punto de estallar.
El caos que vive el PAN en Veracruz se refleja también a nivel nacional, donde Marko Cortés, aún al frente de la dirigencia, dejará un partido roto y dividido para quien tenga la “fortuna” de sucederlo. La famosa “rifa del tigre” parece estar a la vuelta de la esquina.
Solo basta recordar que todavía sigue el proceso de expulsión en la Comisión de Orden del PAN y hasta el momento, Miguel Ángel Yunes, no ha sido convocado para exponer sus argumentos o se le ha notificado oficialmente que está fuera del partido.
¿Por qué será?
El escenario político en Veracruz está más revuelto que nunca, con traiciones,cambios de lealtades y movimientos estratégicos que podrían redefinir el futuro del estado. Mientras Rocío Nahle observa de cerca, Yunes sigue siendo una pieza clave, tanto para los que lo ven como traidor, como para los que lo consideran como un operador necesario en tiempos de crisis.
EN CORTO: Sinaloa, al rojo vivo. La tensión política sigue escalando, y no solo por la violencia que aqueja al estado. El gobernador Rubén Rocha Moya ha buscado afianzar su control sobre la Universidad Autónoma de Sinaloa, desatando una nueva pugna. Candelario Ortiz fue designado como encargado de despacho de la UAS, no es aliado del gobernador y ayer acudió a Palacio Nacional y Gobernación, una vez más, en busca de apoyo o una solución al conflicto, intentando proteger la autonomía universitaria frente a las presiones políticas de Rocha Moya. Lo interesante es que ahora, desde el gobierno federal, piden información sobre los actos del gobierno estatal contra universitarios
Nos vemos a las 8 por el 8
POR SOFÍA GARCÍA
COLABORADORA
@SOFIGARCIAMX
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