DESDE AFUERA

Una estrategia política

En alguna medida, pudiera decirse que la vida pública de Trump ha sido una gran manipulación de la verdad, con base sin duda en el “credo” que le instiló su mentor

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Hace poco más de 80 años, durante la Segunda Guerra Mundial, la entonces Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) estadounidense describió la forma en que el dictador alemán Adolfo Hitler manipulaba a sus seguidores.

"Sus reglas primarias eran nunca permitir que el público se enfriara; nunca admitir falta o equivocación; nunca aceptar que hubiera algo bueno en su enemigo; nunca dejar espacio para alternativas;  nunca aceptar culpas; concentrarse en un enemigo a la vez y culparlo de todo lo que vaya mal; la gente creerá un gran mentor más pronto que una pequeña, y si la repites con frecuencia suficiente gente la creerá más tarde o más temprano”.

Al recordarlo, la historiadora estadounidense Heather Cox Richardson encuentra coincidencia entre la forma en que actuaron operativos rusos tanto para la entronización de Vladimir Putin como presidente de la Federación Rusa, y las acciones de Steve Bannon, arquitecto de la primera campaña presidencial de Donald Trump, en 2016, y una fuerte presencia en sus primeros meses en el gobierno.

En 2018, ya fuera formalmente del gobierno, pero una figura de fama mundial, Bannon apuntó que los demócratas, el tradicional partido rival de los republicanos ya en poder de Trump, no eran importantes.

“La verdadera oposición son los medios, y la forma de lidiar con ellos es inundar la zona con porquería”, comentó, de acuerdo con el relato de Cox Richardson.

“Mantener a los escuchas tratando de defender constantemente lo que es real de lo que no es, destruye su capacidad para hacer sentido del mundo. Mucha gente buscará un hombre fuerte que prometa crear orden. Otros quedarán tan cansados que simplemente dejaran de hacerlo. Como estudiosa del totalitarismo, Hannah Arendt notó que los autoritarios usan esa técnica para desestabilizar una población”.

En el caso de Trump, las mentiras han ido del tamaño de la multitud que asistió a su toma de posesión, el 20 de enero de 2017, visiblemente inferior a la que asistió ocho años antes a la de Barack Obama, al resultado de las elecciones de 2020, que nunca aceptó y que aún califica como fraudulentas pese a que perdió claramente.

Pero no son las únicas, ni de lejos.

En las últimas semanas, para poner un ejemplo, se ha visto a su compañero de fórmula, JD Vance, hablar de 25 millones de residentes indocumentados en Estados Unidos, para fortalecer la idea de que el país se encuentra bajo una invasión propiciada por los demócratas, y quejarse públicamente durante un debate contra su rival Tim Walz, de que sus respuestas fueran verificadas.

En alguna medida, pudiera decirse que la vida pública de Trump ha sido una gran manipulación de la verdad, con base sin duda en el “credo” que le instiló su mentor, el abogado macartista Roy Cohn, y que era muy similar a la fórmula nazi: nunca aceptar derrota, siempre contraatacar y proclamar victoria.

Hoy se apresta a repetirlo.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS   

COLABORADOR    

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                        

@CARRENOJOSE

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