MALOS MODOS

Un manual para entender el wokeísmo

El wokeísmo es una religión: te ofrece una revelación, un “despertar” a la verdad del mundo. La verdad es en realidad bastante sencillita

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El wokeísmo es una religión: te ofrece una revelación, un “despertar” a la verdad del mundo. La verdad es en realidad bastante sencillita; maniquea. Pero está escondida, velada por una puesta en escena milenaria, y conocerla es un privilegio que solo pueden gozar los justos.

Esa verdad dice que en el mundo hay unos seres malos-malos, que son los hombres blancos, y una diversidad de seres buenos-buenos, que son sus víctimas: las mujeres, sometidas sin excepción al machismo a veces soterrado y a veces groseramente explícito del heteropatriarcado machista; todas las etnias o razas distintas a la blanca, por aquello del racismo, o del clasismo, o del raci-clasismo, que también es universal; los pobres del mundo, víctimas del capitalismo y los procesos de colonización, y –porque los hombres blancos cargan además con el pecado de ser heterosexuales– todas las personas LGTBIQ+.

Tal es la premisa de Alejo Shapire en su último, impecable libro, “El secuestro de Occidente”, que harían muy bien en leer si les han atormentado preguntas como por qué una persona que es biológicamente un hombre puede competir en alguna justa de atletismo o natación con personas que son biológicamente mujeres, o, peor, cómo es posible que igual, una persona que es biológicamente un hombre, es decir, para hablar en plata, una persona que tiene un pene, y además del pene unos cuantos antecedentes de abuso sexual, acabe en una cárcel femenina, con el solo recurso de definirse ante el juez, justamente, como mujer.

O si quieren entender por qué personas que se definen como de izquierdas y feministas justificaron las atrocidades de Hamás contra civiles israelíes del año pasado –violaciones tumultuarias, decapitaciones, asesinatos de bebés, torturas a ancianos desarmados, todo grabado y difundido–. Contundente, claro, conciso, Schapire atiende a las raíces digamos filosóficas de este movimiento, hay que subrayarlo de nuevo, religioso, que nació de las universidades y se ha extendido al mundo entero, con resultados aberrantes, como los señalados, en el plano de la ética, el de la realidad y, francamente, en el del mero sentido común.

El éxito de lo woke es entendible. No solo ofrece una sensación de pertenencia y una certeza inapelable sobre la verdad del mundo a un muy bajo costo en términos de esfuerzo intelectual, sino, sobre todo, una justificación para la ira y el resentimiento. ¿Por qué hay tantos universitarios capaces de celebrar el terrorismo teocrático islamista? Porque los israelíes, en esta concepción del mundo, son hombres blancos. O sea, son culpables sin posibilidad de redención. El antisemitismo siempre encuentra su camino.

Para el contexto nacional: el régimen cuatroteísta, entre sus muchas tribus, tiene a los woke. Eso te permitirá entender por qué tú tampoco serás perdonado.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

MAAZ