Entre los 100 compromisos que la presidenta Claudia Scheinbaum dio a conocer el martes 1 de octubre perfiló lo que podría ser su política en materia de deporte: incrementar paulatinamente el número de horas de educación física que se imparten en las escuelas y apoyar el deporte comunitario con semilleros cooperativos. Asimismo, en su primer día de trabajo el director de la Conade,
Rommel Pacheco, platicó en una entrevista con los medios y declaró que de acuerdo con lo que ha platicado con la presidenta ésta le pidió que replicara a nivel nacional el modelo de los PILARES, es decir, los Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes que ofrecen actividades culturales, deportivas y educativas de manera gratuita enfocándose especialmente en zonas de alta marginación.
De igual manera, el exdiputado morenista Miguel Torruco reveló que en breve asumirá como titular de la Dirección Nacional de Promoción del Deporte y Bienestar, una nueva área que dependerá de la SEP que tendrá como objetivo la creación de semilleros a nivel nacional para fomentar el deporte entre los jóvenes.
Si este es el sentido de la política deportiva de Claudia Scheinbaum debemos destacar que es la primera vez desde que nació la Conade en 1988 que con tanta claridad el gobierno en turno pone sobre la mesa atender el deporte social o deporte para todos, todas, todes, un rubro que desafortunadamente no se ha atendido a cabalidad, pero que debería ser lo más importante para la máxima dependencia del deporte nacional y no el alto rendimiento que históricamente ha acaparado los reflectores.
Ha llegado el momento de reconocer que la única política deportiva que se desarrolla en México va encaminada a los magnos eventos deportivos, a promocionar las ligas internacionales como la NFL y la MLB y que siempre el deporte social es inexistente, mucho más en las zonas rurales.
Los pocos esfuerzos que se hacen son obra de organizaciones civiles que suelen bajar recursos de organismos internacionales o que le andan pepenando un poco de dinero a los gobiernos municipales, estatales o federal. El Estado ha estado ausente en este rubro y debería ser todo lo contrario para tratar de contrarrestar los niveles de sedentarismo, sobrepeso y obesidad que nos aquejan y para a través del deporte social tratar de crear comunidad, combatir el bullying, darles mejores oportunidades de vida a los niños y a los jóvenes.
Dejemos de ver el deporte como mera competencia y destaquemos su aspecto lúdico y el valor que tiene como un reconstructor del tejido social y para cohesionar a la sociedad. ¿Por qué no pensamos en que el Comité Olímpico Mexicano se haga cargo del alto rendimiento y la Conade se concentre en garantizar que todos los mexicanos tengamos derecho al deporte recreativo como lo marca el artículo 4 de la Constitución?
POR BEATRIZ PEREYRA
COLABORADORA
@BEATRIZPEREYRA
MAAZ