LA ENCERRONA

Priorizar la vida de inocentes

Con el inicio del próximo gobierno, arranca también el proceso para la designación y ratificación de la ex Directora del ISSSTE com fiscal general de la capital del país

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

“Los rabiosos incendios que azotan Medio Oriente se están convirtiendo rápidamente en un infierno” António Guterres

Hoy vivimos tiempos complejos, las guerras siguen -ya sean por orden territorial, religioso, de poder o todas las anteriores-, tanto en Ucrania a manos del invasor Rusia y, en Medio Oriente, en los territorios de la Franja de Gaza, Israel, Palestina, Libia e Irán, dejando a su paso desolación, éxodos, muerte y poca esperanza.

Las cifras en este conflicto son escandalosas, sobre todo cuando hablamos de víctimas civiles, pues este recrudecimiento de la guerra entre Israel y Hezbolá ha dejado más de 700 muertes libanesas, incluidos mujeres y niños, y más de mil 800 personas heridas; por su parte Hezbolá ha respondido con más de 240 cohetes hacia Israel.

Si bien la historia entre Israel y Líbano tiene raíces profundas, el brazo armado de Hezbolá -el grupo chiita libanés-, sigue siendo uno de los principales protagonistas en la región. Este grupo, que desde su nacimiento en 1982 se ha consolidado como una fuerza religiosa, paramilitar y política significativa en Líbano -sobre todo en el sur-, mantiene un estado de confrontación constante con Israel.

A esto se suman las tensiones con Siria e Irán, quienes respaldan a Hezbolá con apoyo financiero y militar. Irán, por su parte, ha jugado un papel determinante al nutrir la capacidad bélica del grupo -con entrenamiento y armas-, mientras que Siria ha ofrecido terreno y logística.

Es por esto que el conflicto entre Israel y Líbano, con sus múltiples aristas y actores involucrados, continúa siendo una de las confrontaciones más complejas y devastadoras en Medio Oriente. Aunque ha tenido picos de mayor intensidad en ciertos periodos, las tensiones nunca desaparecen por completo, lo que genera un ciclo trágico que parece no tener fin, se ha convertido en un loop interminable.

Muestra de ello es lo ocurrido desde hace unas semanas cuando Hezbolá atacó a Israel y las Fuerzas de Defensa de Israel contraatacaron su sede al sur de Líbano, así como a Beirut.

En este sentido y, aunque organismos como la ONU han intentado en diversas ocasiones mediar para lograr una paz duradera, los acuerdos alcanzados tienden a resultar demasiado frágiles, puesto que la intervención de actores externos como Estados Unidos (un aliado histórico de Israel) y de Irán (quien apoya a Hezbolá), complica aún más cualquier posibilidad del fin del conflicto bélico. Además, naciones como Turquía y Rusia también tienen intereses en la región, lo que hace que cualquier intento de mediación se diluya en un entramado político y económico.

Así, mientras las prioridades de los actores principales (y secundarios) sigan centradas en el control territorial, cuestiones religiosas, políticas y con miras de conseguir hegemonía regional, las perspectivas de una paz estable parecen lejanas. Las personas civiles -tanto en Israel como en Líbano- seguirán siendo las principales víctimas de una lucha cruenta con la que no coinciden y que se encuentra más allá de sus manos.

Es urgente que la comunidad internacional redoble esfuerzos y presione por un alto al fuego que ponga como prioridad la vida de las y los inocentes, antes de que este conflicto escale a toda la región de las naciones involucradas e incluso que alcance proporciones mundiales.

POR ADRIANA SARUR 

COLABORADORA   

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM  

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