Muchísimas emociones en estos últimos días, empezando por el 26 de septiembre a 10 años de la tragedia de Ayotzinapa. Ai’ nomás, hasta comienzos de diciembre del año pasado se registraban 207 desapariciones forzadas en Iguala.
En 2014 entrevisté a padres y madres que tuvieron el valor de enfrentar las mentiras y amenazas. Hablaban de muchos “otros” desaparecidos. Cuando empezaron a buscar los cuerpos de estos 43 estudiantes, encontraron 30 osamentas en una fosa y resultó que no era de ninguno de ellos. Allí se forma una agrupación que se llama “Los Otros Desaparecidos de Iguala”.
Uno de los relatos más inquietantes fue el levantón de 6 personas asistentes a un centro nocturno de Iguala el 1 de marzo de 2010, uno de ellos la chispó. La camioneta del joven DJ, fue vista a la entrada del Batallón 27o. de Infantería de la zona. Los mandos de esta base, negaron los hechos. Aunque también hay presencia de grupos criminales que se encargan de secuestrar, por ejemplo, a jóvenes en canchas deportivas para reclutarlos.
Algunos aseguran que fue a mediados de los años 70, época de la guerrilla encabezada por Lucio Cabañas (estudiante de la Normal) y Genaro Vázquez, cuando empezó la Guerra Sucia. Y ya desde esas épocas el Estado Priísta le dio manga ancha al Ejército en la región.
A bote pronto, quienes podrían reconstruir el enorme rompecabezas de Ayotzinapa serían el General Cienfuegos o Tomás Cerón, pero para mí que, así como Echeverría con la matanza de Tlatelolco, partirán impunes. Y hablando del angelito de “arriba y adelante”… Con un video de excelente manufactura. Claro, conciso e informativo, arrancó su primera Mañanera del Pueblo, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.
Mientras la secretaria de Gobernación ofreció disculpas a los familiares de los estudiantes asesinados en la Plaza de las Tres Culturas. En ese video reportaje citan un diario británico, quien realizó diversas entrevistas con supervivientes y llegó a la conclusión de que esa noche de Tlatelolco perdieron la vida por lo menos 625 personas. Tomó la palabra el Director de la Unidad de Inteligencia Financiera, Pablo González Álvarez, quien fuera uno de los supervivientes de la matanza.
Qué hermosa también la última mañanera de AMLO, ese grande que dejó todo atrás: trajes, camisas, cientos de regalos para quien los solicitara. Y hasta el famoso reloj (que al parecer no era original, pero daba buen gatazo). Ese terminó siendo rifado. Por cierto, el periodista que lo ganó, recibió inmediatamente una oferta de 1 millón de pesos a cambio de esa pieza histórica. Pero no aceptó.
Otra emoción: “Qué elegancia la de Claudia”, portando el traje realizado por su tocaya Claudia Vásquez de Oaxaca. Juramentando en el Congreso con la presencia de Ifigenia Martínez, quien junto a aguerridos activistas de izquierda... fue la feminista dedicada a romper el techo de cristal. Y así me podría seguir, pero necesito mis pastillas. ¡Qué emoción!
POR: FERNANDA TAPIA
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