COLUMNA INVITADA

Presidenta, investidura y símbolos patrios

La imagen presidencial cobra relevancia por lo que representa, al gobierno y al pueblo de México, porque encarna uno de los tres poderes federales

OPINIÓN

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Eduardo Sadot / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La imagen presidencial cobra relevancia por lo que representa, al gobierno y al pueblo de México, porque encarna uno de los tres poderes federales de la nación, al presidente – porque preside al poder ejecutivo – hoy presidenta modificación de la lengua a solicitud de la doctora Sheinbaum, que hoy personifica uno de los tres poderes, representa a todos los mexicanos independientemente de partidos, colores o ideologías, ello obliga a quien ocupa ese cargo a NUNCA manifestar de manera personal sus preferencias o simpatías, la doctora es universitaria, sabe la importancia de la convivencia porque se convive en el respeto – que no en la imposición y menos  sustitución – de creencias, preferencias ideológicas, orígenes económicos, regionales, étnicos, culturales, educativos, laborales y hasta con la delincuencia, en algunos casos invadidos en las instalaciones universitarias. El universo que compone la pluralidad universitaria, que se reproduce también en la realidad nacional, que todo universitario sabe tolera y conoce.

Ella representa hoy por hoy a todos los mexicanos, por ello – a diferencia de su antecesor, conoce la importancia del respeto y tolerancia y como lo dijo en su toma de posesión, gobernar con amor no con rencor.

Ahora como presidenta no puede ni debe permitirse ciertos abusos de la imagen, a una presidenta no se le besuquea ni ella debe hacerlo, menos con la banda presidencial puesta, como la vimos besándole la mano al senador Manuel Velazco, por más afecto y respeto que puedan tener.  

El presidente López Portillo, jurista y estadista explicó que si Pepe López se caía de un caballo no pasaba nada, pero si el presidente de México se caía del caballo ponía en riesgo a las instituciones de la Patria. En 1968 el presidente Diaz Ordaz, recibe por teléfono la solicitud de su secretario de la defensa, General Marcelino García Barragán, por cierto abuelo del Maestro en Administración Pública, Omar Hamid García Harfuch, solicitando que le recibiera a él, a su Estado Mayor de la Defensa y a los comandantes regionales del país, el presidente Diaz Ordaz aceptó pero su jefe del Estado Mayor Presidencial temiendo un golpe de Estado, le dijo al presidente que estaba preparado para recibirlos en el salón Carranza y que ahí los podía acribillar, el presidente Díaz Ordaz, dijo que no y que el los recibiría como presidente y se vistió la banda presidencial, conocedor de la fuerza del símbolo.  

En la visita del presidente Kennedy es anecdótico que en la comida, ambos que fumaban el presidente López Mateos le corrió la cortesía de prenderle el cigarro, un gesto que podría interpretarse como servil frente al presidente de los Estados Unidos y para equilibrar el detalle, ofreció el fuego a una altura más baja, que obligó al presidente Kennedy a inclinarse más para encender su cigarro.

Cualquier ejemplo resulta ilustrativo para aprender la importancia del lenguaje corporal de un jefe de Estado y del cuidado de la investidura.

POR EDUARDO SADOT

COLABORADOR

sadot16@hotmail.com 

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