COLUMNA INVITADA

La furia pública

El lenguaje de la política rebasó los límites de la tolerancia, dejó de ser sólo un intercambio de opiniones en la arena pública y se convirtió en denostación y ruptura

OPINIÓN

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Daniel Francisco / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

En el nuevo capítulo de la historia de nuestro país la polarización continuará. Los actores políticos involucrados están atrapados en un guión que no permite improvisaciones. Han memorizado sus papeles y el cambio llegará hasta que se den cuenta de la necesidad de nuevos resultados. 

Esta polarización no es nueva, ha incubado por décadas. El lenguaje de la política rebasó los límites de la tolerancia, dejó de ser sólo un intercambio de opiniones en la arena pública y se convirtió en denostación y ruptura. 

Los insultos, la estigmatización, la furia pública (Mark Thompson) se instalaron en nuestro día a día. Quien habla más fuerte es quien gana la batalla de la memoria, quien logra sembrar las frases en la agenda pública y gana titulares en los medios de comunicación: del “es un peligro para México”, a “conservadores, aspiracionistas, fifís”. 

Recuerdo que en el 2006 contemplé una de las escenas cotidianas de encono y confrontación que prevalecían (y prevalecen) en la sociedad. Estaba en la barra de un restaurante de comida rápida, junto a mi había dos personas desconocidas que intercambiaban opiniones sobre los alimentos y el clima. Todo era sonrisas, amabilidad y despreocupación…hasta que una de ellas criticó el bloqueo en Reforma. La serenidad los abandonó y las voces subieron de volumen. No hubo argumentos, sólo descalificaciones y, al final, el silencio. Hoy no tengo que salir de casa para ver esas batallas, sólo tengo que asomarme unos minutos a cualquier red social.

El triunfo ciega, los ganadores tendrían que saber que es momento de tender puentes de diálogo. No es un borrón y cuenta nueva. Las heridas están frescas y la sociedad vive una tensión permanente, y esa sociedad sigue a sus líderes. 

En el caso de la oposición les espera una gran batalla, un camino largo, donde hay que tocar puertas, construir y convencer. No sólo con adjetivos, sino con propuestas. Recuperar la confianza perdida. Mark Thompson escribe en su libro Sin palabras. ¿Qué ha pasado con el lenguaje de la política?: “Cuando el lenguaje político pierde su poder para explicar e implicar, pone en peligro el vínculo más general entre el pueblo y los políticos. Creo que ese es el proceso que se está produciendo en nuestras democracias hoy en día. Cuando falla el lenguaje público y la deliberación pública deja de ser posible es cuando la cultura en general descarrila y las instituciones políticas y el Estado empiezan a caer en barrena”. 

POR DANIEL FRANCISCO
SUBDIRECTOR DE GACETA UNAM
@DFMARTINEZ74
 

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