Este milenio derrumbó muchos de los procesos del desarrollo que dábamos por sentado. Por ejemplo: Se produjeron guerras que se han extendido en el tiempo, desastres naturales fruto de la erosión de nuestro entorno y la enorme lección que nos dio una pandemia, acabando con la soberbia que tenía la humanidad, de que podríamos vencer cualquier enfermedad contagiosa. Todo ello, sólo demostró que nos confiamos durante la segunda mitad del siglo XX, dejando de lado, no sólo el interés de generar conocimiento valioso y compartirlo, sino aquellos valores como la valentía que alguna vez se enfrentaron a las fuerzas tiránicas para dar paso a la construcción del progreso, como la adquisición de derechos que eran inherentes a las personas, pero que tuvieron que plasmarse en las constituciones alrededor del mundo, porque la naturaleza humana suele ser, el peor enemigo de su propia especie.
Una vez caída la falacia comunista se pensó que el capitalismo; y la búsqueda de la riqueza económica, sería la mejor forma de estructura entre países, pero aquello nos hizo egoístas; y grandes consorcios, de todo tipo incluyendo las tecnológicas, empobrecieron al mundo, al dejar sin oportunidades a millones de personas, ya fuera mediante la adquisión de trabajos de calidad o de inversión para llegar al punto de beneficio social, sin embargo debido a que pese a todo lo que fomenta el régimen capitalista es una libertad de hacer y decir, se generaron cambios que iban rectificando el camino, y acotando los abusos que el dinero ligado al poder, así los derechos humanos se establecieron como parte de nuestra identidad; y con los mismos avanzamos en una igualdad llevadera que fue precedida, por la de género, con lo cual este país logró hace tan sólo, 69 años el voto a las mujeres. Lo que se incrementó su educación haciendo posible que las mismas ocuparan trabajos profesionales y mejor remunerados.
Los espacios democráticos de a poco fueron detentados por la visión femenina. Estados Unidos, podría tener a la primera presidenta; pero hoy, el poder de México inaugura esta fase, dónde a diferencia de hace poco menos de seis años, se tienen resistencias y muchas dudas, no por el hecho de que sea una mujer quien ocupe la silla del águila, sino porqué se tiene la expectativa de la forma en que hará suyo el abordaje del poder, ya que sólo así, tendrá en sus manos la estabilidad o la quiebra de millones de anhelos, posibilidades y esperanzas.
En la protesta de toma de posesión, se hace una promesa que va más allá de lo que se redacta en la Constitución, es un compromiso para mejorar la realidad de todas las personas que habitamos esta casa. Para ello, se requiere absoluta sabiduría porque el cumplimiento de la palabra dependerá de la integridad de quien hoy, está ocupando el puesto de presidenta.
Alinearse a la verdad es imprescindible para ser significativo su camino, ya que el poder enorme que ostentará suele desequilibrar a muchas personas, pero no a las que resguardan valores fraguados en la ética, el respeto y el entendimiento; para todo habitante de México.
La fusión entre la justicia y la verdad, y requiere oídos sordos al canto de las sirenas, y al despótico intento del ego por dominar la razón.
La visión de Estado, sin sesgos ni resistencias, demanda de la primera mujer que presidirá México, un ejercicio desvinculado de apetitos ajenos, pues de lo contrario como ha demostrado la historia le será arrebatado.
Dos mil ciento noventa días; y algunos más, será la duración en la que nuestra presidenta, puede hacer una diferencia significativa, para el contexto mexicano que está expectante.
Durante ese lapso, su realidad será distinta al resto de los mexicanos, ya que tendrá el cuidado y la justicia, a la mano; justamente en ese momento debe darse la reflexión de acercar esos privilegios a toda la ciudadanía mexicana. Ello implica la promoción urgente de la hermandad que siempre caracterizó a esta tierra. Ya que enfrentados entre paisanos, no podremos unirnos ante desafíos interiores o exteriores que se avecinan; tales como la paralización por la violencia o el desbalance en la prosperidad y el equilibrio de México, como consecuencia del cambio de gobierno en Estados Unidos, nuestro vecino poderoso.
Si se sanan las heridas, tendremos tierra fértil para retomar la bonanza de los sentimientos de la Nación.
Recuerde, solo son seis años, donde la asimetría, puede combatirse, si se toman las decisiones correctas. Será difícil, no tenga duda, ya que, en comparación de millones de ciudadanos, Usted tendrá, privilegios y contextos excepcionales, valdría recordar la costumbre de la Antigua Roma. Cuando un gobernante desfilaba victorioso por las calles, un siervo se encargaba de recordarle las limitaciones de la naturaleza humana.
Esa será la mayor virtud por resguardar, será no dejarse absorber bajo la estela seductora del poder.
Qué suene la voz femenina, por el bien de la Nación. Mañana empieza lo que podría ser una gran historia.
POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL
DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB
PAL