TRES EN RAYA

1 de octubre. Lo que se nos viene

Si de deseos se tratara, querría que le fuera bien a México

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

No lo dudo ni por un segundo. Seguirán los cambios en nuestra política nacional. Me refiero a aquellos que recrudezcan el autoritarismo. Un autoritarismo que fomentará Claudia Sheinbaum en contraposición a otros autoritarismos de los que ella y sus antepasados fueron víctimas. ¡Vaya ironía!

Los cambios transformacionales de mayor trascendencia serán los que se matizarán con la “femenización” del país, pero que esconderán una intolerancia sin parangón. Claudia, en sus 62 años de vida, siempre ha estado a la sombra de un hombre. Así que esos… cambios dirigidos por “el maestro” ya se sienten llegar desde la superficie hasta lo más sustantivo.

No lo dudo, si bien no lo deseo.

Si de deseos se tratara, querría que le fuera bien a México. Mas eso requiere que la presidenta deje las ideologías a un lado, pues a las más adecuadas políticas públicas no les sientan bien esas fobias que vienen acompañadas de prejuicios ideológicos. Ella carga con demasiados.

Reconozco que ante el cambio de gobierno hay muchísimas restricciones estructurales a las que se enfrentará la mandataria Sheinbaum y sus equipos de trabajo (incluyendo y empezando por la sombra de López Obrador que no presenta ningún síntoma de retirarse de la luz pública), pero aquí no hablo de esas restricciones, sino más allá de las mismas. Me refiero a lo que ya nos ha dejado ver la ejecutiva federal de ella misma; de lo qué hará y del cómo lo hará. Me pregunto si, ante la posibilidad de revocación de mandato en el 2027, ¿seguiremos viendo más obradorismo hasta que pase la fatídica fecha? Esto es, ¿continuará consecuentando a López Obrador?

Pidió tiempo para que la reforma al Poder Judicial fuera debatida y pensada con mayor amplitud. Mas, cuando AMLO dio la orden de que esta tenía que quedar aprobada en su sexenio, ella no opuso resistencia a sus dichos y, sin el mínimo rictus de contrariedad, enojo o tristeza, apoyó en todo al tabasqueño. Lejos ha quedado la regenta de la Ciudad de México que se enojó y plantó cara a Hugo López-Gatell.

En estos meses, en lugar de mostrar certezas, su propia voz, pareciera que sigue a pie juntillas las instrucciones y deseos del líder. Desde acompañarle a Sinaloa, hasta tener que sentarse con el gobernador Rubén Rocha, señalado por los mismos narcotraficantes como criminal.

A partir del 2 de junio, con el triunfo en la bolsa, más que presidenta electa ha parecido la pupila silenciosa que tiene que acompañar al verdadero dirigente teniendo ella otras cosas más interesantes e importantes que hacer. Algunos consideran esta actitud como un escudo de defensa que cambiará cuando ya esté jurada como presidenta constitucional. Sin embargo, el que más de la mitad de su gabinete haya sido impuesto por López Obrador, muestra que ese sometimiento va más allá de llevar la fiesta en paz en el periodo de transición.

Pero Claudia terminará rompiendo con él. Y no porque se aparte de sus preceptos o lo vaya a desconocer, sino porque ella es igual o más soberbia que él.

Sheinbaum, queda claro, no es estridente. No le gusta el show ni el boato —no tanto— como a su antecesor y tampoco tiene el gracejo de aquél. Ello, en estos momentos de incertidumbre, le ayudará a que no parezca que se burla de todo y de todos como de hecho lo hizo AMLO durante sus seis años de mandato. Sin embargo, Claudia es inmensamente más dogmática y severa que Andrés Manuel, lo que a la larga puede resultar mucho peor. ¿Escuchar a los ciudadanos para proferir regaños y mostrarles su desdén? Claudia es de formación ilustrada en las ciencias exactas, pero nada plural ni tolerante en el ámbito social y en el día a día. De hecho, para ella la intolerancia es el nombre del juego. No me equivoco.

Claudia gobernará con un pie puesto en las decisiones pragmáticas de las cifras arroja la realidad, es cierto. Pero eso no es lo que debe de preocupar sino la otra faceta: el pie que va a asentarse en un autoritarismo muy fuertemente acendrado y que imprimirá en todo lo que haga durante el gobierno que hoy inicia.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN 

COLABORADORA 

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

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