La lucha contra el cambio climático se ha convertido en una de las principales banderas de las juventudes, que ya no ven este desafío como una amenaza distante, sino como una realidad inminente que afecta su vida cotidiana.
Iniciativas como "Viernes por el Futuro", que nació de la protesta individual de Greta Thunberg al faltar a clases los viernes para manifestarse frente al parlamento sueco, han inspirado a millones en todo el mundo.
Movimientos más extremistas, como "Rebelión contra la Extinción", desafían las estructuras de poder y las políticas insuficientes que perpetúan la dependencia de los combustibles fósiles y la economía extractiva.
La juventud, a través de su activismo, ha logrado materializar el concepto abstracto de "generaciones futuras", con frecuencia utilizado en el discurso político, en una fuerza presente y visible. Esta presencia se ha consolidado en espacios como cumbres y conferencias internacionales sobre el clima, donde los jóvenes ejercen influencia, aunque a veces sean cooptados por gobiernos que buscan mejorar su imagen en esta materia.
Sin embargo, su influencia ya se extiende a victorias legales significativas que evidencian su poder y determinación. Un ejemplo notable es el triunfo legal de un grupo de jóvenes de 5 a 22 años en Montana, quienes argumentaron que la falta de acción gubernamental contra el cambio climático violaba su derecho constitucional a un ambiente limpio.
La resolución judicial obligó al estado a considerar los impactos climáticos en la aprobación de la extensión o la creación nuevos proyectos de combustibles fósiles.
A nivel de empleo y formación, la administración de Joe Biden en Estados Unidos ha lanzado el programa American Climate Corps, similar al histórico Peace Corps. Este innovador programa busca capacitar a 20,000 jóvenes en habilidades especializadas para una economía verde, prometiendo empleos bien remunerados y un compromiso activo con la conservación de recursos naturales y la justicia climática.
México se encuentra en un punto de inflexión similar. Con las elecciones de 2024 en el horizonte, organizaciones y movimientos juveniles, incluidos Reacciona, Nuestro Futuro, y los capítulos locales de "Viernes para el Futuro y Rebelión contra la Extinción", tienen la oportunidad de alentar a la juventud a votar estratégicamente por candidatos comprometidos con la transición energética y la acción climática.
Con más de 15 millones de jóvenes que votarán por primera vez, constituyendo 15% del electorado, su influencia es potencialmente transformadora. A pesar de que históricamente la participación juvenil en las urnas ha sido baja, estos jóvenes tienen la capacidad de influir decisivamente en los niveles de gobierno.
Las juventudes pueden ser catalizadores de un cambio significativo, exigiendo políticas para una transición energética justa, apoyando iniciativas similares al Climate Corps estadounidense y fomentando su participación en la implementación de soluciones locales y comunitarias.
El activismo juvenil puede convertirse en una fuerza proactiva de transformación, capaz de influir en su entorno para lograr un sistema de desarrollo sostenible y equitativo.
POR ISABEL STUDER
DIRECTORA, ALIANZA UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA-MÉXICO
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