“No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”. Charles Darwin
El año que recién terminó fue calificado como el más caliente en la historia mundial. Sin embargo también lo fue el año anterior y uno antes. Es decir, llevamos leyendo en los titulares de los diarios desde hace más de un lustro que el año en turno es el más caliente de la historia y, claro, porque la temperatura de la Tierra ha ido en aumento de manera tendencial, por lo que muy probablemente este año también sea el más caliente en la historia de la humanidad desde que se tiene registro y si no hacemos algo, lo será el 2025, 2026 y así hasta que el final nos alcance.
Los conspiracionistas dicen que la Tierra tienen sus procesos de calentamiento y enfriamiento desde miles de años antes de la aparición del hombre y que esto del cambio climático es solo para “cambiar las tendencias de consumo” y claro, “que el gobierno (cualquiera que este sea) quiere hacerte pensar esto para lograr más poder” o algo así muy sesudo en la charla de sobremesa. Pero, para infortunio de estos agoreros del mundo illuminati, la realidad es que la temperatura media de la Tierra es 1.1 grados centígrados más caliente que a finales del siglo XIX y puede llegar a duplicarse (2.2) para el año 2040, es decir la humanidad sí ha tenido “algo que ver” en el calentamiento global.
Ahora bien, también existen los personajes que tienen el poder para revertir esta situación y no llevan a cabalidad. En teoría todos los países del mundo están suscritos a lo establecido en el Acuerdo de París, también se rigen por los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, levantaron la mano en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y cada año asisten a la COP 28 (Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) y se comprometen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, a eliminar poco a poco los combustibles fósiles y transitar hacia el uso de energías verdes.
En sus acuerdos anuales el compromiso es el mismo, limitar el aumento de la temperatura a 1.5 grados y asumir lo acordado. Pero, tan sólo por citar un ejemplo, los siete emisores de gases más grandes China, Estados Unidos, Indonesia, Unión Europea, India, Brasil y Rusia fueron los causantes de la mitad de emisiones de gases efecto invernadero de todo el mundo. Siempre están comprometidos en la foto, pero en la realidad siguen con las mismas prácticas. Aluden a que es excesivamente caro migrar a energías renovables o detener las emisiones, sin embargo lo que no ven es que a la postre será impagable no hacer nada por nuestro planeta. Como dice la activista Greta Thunberg “no quiero que tengas esperanzas, quiero que sientas pánico”.
Estamos acabando con nuestra casa, la casa de la humanidad y eso no está a debate. Los deshielos de los polos, la muerte de corales, la poca reproducción de ciertas especies y la falta de adaptación de algunas otras, sequías, tormentas, y una triste lista son muestras de que esto es una realidad. Tenemos que hacer algo para revertirlo e intentar dejarles un mejor mundo a nuestros hijos, no podemos esperar más. La exigencia deberá ser ciudadana, hacer lo que nos corresponde de manera individual, pero pedir por ciudades sostenibles y países con políticas públicas verdes que en realidad sean implementadas.
POR ADRIANA SARUR
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