TECHOS DE CRISTAL

2024: redefinir nuestra voz

La credibilidad es parte de la columna vertebral de la lucha feminista porque es necesaria para reconocer legalmente delitos como la violación

OPINIÓN

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María Milo / Techos de Cristal / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Cortesía

Pero también porque las dudas que el mundo siempre ha tenido sobre el “sexo débil” han encontrado la manera de internalizarse en nuestro centro, y hacernos dudar de nosotras mismas.

La expropiación de nuestra verdad es el resultado de que a miles de generaciones de mujeres se les haya dicho que no eran testigos confiables de sus propias vidas. Asumir constantemente que estamos equivocadas se ha convertido en una auto-limitación que nos roba la voz y decreta entre líneas que el mundo no nos pertenece.

Bien dicen que una mentira repetida millones de veces se convierte en verdad y cuántos ejemplos existen de mujeres que alcanzaron cosas extraordinarias y aún así dudaron de sus logros. De acuerdo con el trabajo de investigación de Rosa Montero, Marie Curie, fue una de ellas: “Cuando todo el entorno y tu propia educación te están diciendo que no eres, que no sirves, que no correspondes a ese lugar, es difícil no sentirse una impostora”, apunta la escritora.

Bien escribe también Terry T Williams: “Hemos sido educadas para cuestionar aquello que sabemos, para desacreditar la autoridad de nuestras entrañas”. Le cerramos la puerta a nuestra intuición y conocimientos porque pensamos que abandonarnos a nosotras es necesario para no perder a los demás. Pero ¿de qué sirve estar acompañadas de quien se siente con el derecho de negociar nuestra verdad personal?

Es difícil comprobar y valorar lo que no se puede ver, aún más si no hay palabras que lo describan. Así como hace unos años la creación de los términos violencia doméstica, mansplaining, cultura de la violación y derecho sexual ayudaron a transformar la realidad porque nombraron lo que debía solucionarse, debemos continuar usando las palabras para identificar las dudas que bloquean el cambio.

La brecha de expectativas, expectation gap, en inglés, es un término que puede ayudarnos a cuestionar las historias que nos contamos al buscar nuestro lugar, y lo que perdemos por no atrevernos a cambiarlas.

Debido a los estereotipos de género, las mujeres a menudo fijamos nuestras aspiraciones en niveles más bajos que los hombres que cuentan con calificaciones similares. El miedo que hemos heredado a ser menos competentes que el género masculino, nos impide desarrollar nuestro verdadero potencial.

Existe una prueba de sesgo inconsciente llamada IAT que explica el poder de esta huella cultural. Nuestro cerebro inconsciente tiene más poder de procesamiento que nuestro cerebro consciente, y siempre está ideando asociaciones que nacen de la experiencia. Esto significa que, así como hemos aprendido a asociar la palabra "hombre" con "líder", "éxito" y "competencia", podemos estar sesgados y asociar a la mujer con las palabras que nos han repetido culturalmente durante siglos, como "dudas", "errores" y “debilidad”.

Al empezar el primer capítulo de este nuevo año debemos preguntarnos desde qué narrativas actuamos y nos mostramos al mundo. Hay que continuar caminando desde nuestros instintos, expresando lo que pensamos y dándonos crédito.

Por María Milo
BLOG: www.mariamilo.mx
IG: @mariaamilo

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