COLUMNA INVITADA

La Democracia No se Toca

Todo esto configura los elementos de una elección de estado

OPINIÓN

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Marco Adame / Poliedro / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El periodo de Intercampaña avanza sin que pareciera modificarse el escenario inercial, el proceso electoral transcurre entre la continuidad, proclamada como destino manifiesto por el régimen; y el llamado a cambiar el rumbo que sostiene la oposición, liderada por la candidata Xóchitl Gálvez.

La candidata oficial, sigue la pauta de una campaña que no se desgasta en debatir los grandes temas que preocupan a la sociedad, tampoco ha cedido a las provocaciones de la campaña opositora, de tal forma que, arropada en la ventaja que le asignan las encuestas a modo, en la parcialidad disfuncional de los órganos electorales y en el manto protector del aparato de estado que la cubre, no se despeina, “nada de a muertito”.

En tanto se procesan las tensiones y pretensiones de miles de aspirantes que pujan por hacerse de las posiciones en una y otra coalición, se anuncia por parte del gobierno la dispersión anticipada de más de doscientos mil millones de pesos, destinados a los programas sociales, para tratar de mantener la fuerza clientelar que sostiene al régimen en su intento por mantenerse en el poder.

Al mismo tiempo, se moviliza la estructura política de Morena en las entidades, con el apoyo de veintitrés gobernadores quienes, a pesar del discurso de imparcialidad, o sin ningún rubor, se están metiendo en la elección en sus estados. Y se mantiene la espada de Damocles sobre quienes aparecen como apoyadores de la oposición, sean empresarios o líderes sociales y religiosos, amenazados de manera persistente con maniobras fiscales o pseudo legales.

Todo esto configura los elementos de una elección de estado. La elección del 2024 es, a todas luces, una contienda dispareja, inequitativa y demoledora de las buenas prácticas electorales, hasta constituir una alerta y un riesgo objetivo para nuestra democracia.

Ante esta amenaza, las voces de la oposición han sido insuficientes, las dirigencias partidistas parecen más ocupadas en mantener el control de sus parcelas políticas, que en levantar la voz y emprender acciones contundentes para conjurar el peligro que acecha a nuestra democracia. La candidata presidencial Xóchitl Galvez ha hecho un llamado valiente y apremiante en defensa de la verdad, de la vida y la libertad y recorre el país sin descanso. Esto explica, en buena parte, la remontada que se ha dado en las últimas encuestas, pero no basta. 

Conscientes de la emergencia nacional que enfrenta el país, cientos de organizaciones sociales y miles de líderes sociales, se han movilizado para participar de manera pacífica en la Marcha Nacional del próximo 18 de febrero. Al momento, se han registrado más de 75 ciudades y se hacen los preparativos para las concentraciones en las calles y plazas públicas en todo México y en diversas ciudades del mundo.

Las voces se han multiplicado, hay motivos de sobra. A unos indigna la indolencia y la mentira ante la deficiencia de los servicios públicos, en especial la salud; a otros lástima la violencia y la inseguridad que se ha llevado vidas, patrimonios y la seguridad para trabajar o para desplazarse; a todos preocupa el autoritarismo y la pérdida de libertades sociales y políticas que se anticipa con la continuidad del régimen. La marcha es la expresión de la fuerza que puede cambiar el rumbo. 

POR MARCO ADAME

ANALISTA Y CONSULTOR POLÍTICO.

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