COLUMNA INVITADA

¡Fuera Pemex!

Las refinerías se cierran y se abren otras (como por ejemplo la que se está construyendo en Dos Bocas) o se reorganiza el abastecimiento con las otras refinerías del país, o importando combustibles

OPINIÓN

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Homero Niño de Rivera / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Al grito de ¡fuera Pemex! nos reunimos ayer miles de ciudadanos de Nuevo León en la Macroplaza de Monterrey para protestar por la contaminación ambiental que genera la refinería de Cadereyta. Somos de las ciudades más contaminadas del mundo. La refinería nos está matando.

Su nombre oficial es Refinería Ing. Héctor Lara Sosa y está ubicada en el municipio de Cadereyta en el estado de Nuevo León. Fue inaugurada en 1979 durante la administración del presidente José López Portillo y abastece de gasolina a los estados de Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Chihuahua, Durango, San Luis Potosí y Zacatecas.

Un estudio elaborado en el año 2019 por el Centro Mario Molina titulado “Análisis de la contaminación por PM2.5 en la ciudad de Monterrey, Nuevo León”, determinó que la calidad del aire en la Zona Metropolitana de Monterrey se encuentra dentro de las peores debido a una alta concentración de partículas PM2.5. 

El estudio encontró que se habían alcanzado 1880 casos de muertes prematuras al año asociadas a la exposición de la población a partículas PM2.5. Como resultado de ese estudio se recomendó reubicar a la refinería de Cadereyta. 

Un estudio de la Semarnat señala que la refinería produce 5 veces más contaminantes que las 8 plantas de la industria privada que hay en la ciudad de Monterrey. Claro que no es la única industria que contamina, pero sin duda, y por mucho, es la que más.

Las refinerías no deben estar en centros de población, se construyen fuera de las zonas pobladas, pero pasan los años y las manchas urbanas crecen y este tipo de industrias terminan alcanzadas por las ciudades. Es lo que sucede con la refinería de Cadereyta, en Nuevo León, y es lo que sucedió hace algunos años con la refinería de Azcapotzalco, en la Ciudad de México. Se construyó ahí porque en esos años estaba a las afueras del entonces Distrito Federal.

Su nombre oficial era Refinería 18 de Marzo y se inauguró en 1933. Pero en 1991 el presidente Carlos Salinas de Gortari decretó su cierre por la preocupante contaminación ambiental que generaba en la Ciudad de México.

Las refinerías se cierran y se abren otras (como por ejemplo la que se está construyendo en Dos Bocas) o se reorganiza el abastecimiento con las otras refinerías del país, o importando combustibles. Lo que no se puede es no hacer nada, lo que no podemos es quedarnos viendo como esta planta nos está matando literalmente a los ciudadanos de Monterrey.

POR HOMERO NIÑO DE RIVERA

ABOGADO Y EXDIPUTADO FEDERAL

@HOMERONR

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