DES... PROPÓSITOS

México:¿Nearshoring, sólo una Falacia?

Durante el último Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, México, como país

OPINIÓN

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Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Durante el último Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, México, como país, no dispuso de un espacio oficial para mostrar sus virtudes para desarrollo de nuevos negocios, donde se expusieran todas las bondades que el país ofrece como receptor de inversiones extranjeras, como sí lo hicieron otros de la América del Sur, en particular Argentina y Colombia, que fueron representados por sus respectivos presidentes Javier Milei y Gustavo Petro.

La única representación oficial de México fue la que encabezaron, en representación de sus estados, los gobernadores de Baja California, Sonora y Yucatán, quienes abordaron, entre otros temas, el fenómeno del nearshoring.

En efecto, el tema de la relocalización industrial de empresas que buscan salir de China, donde las condiciones de operación manufacturera han cambiado debido a políticas internas y a un reacomodo regional para evitar la interrupción de cadenas productivas como aconteció durante la pandemia, se ha convertido hoy en día en un tema recurrente. 

En el caso de México mucho se habla, en particular a nivel político, de la gran oportunidad que la relocalización de empresas significa para el país, pues ello significa más trabajos, mejores remunerados; más producción, tanto para el mercado interno como para el de exportación; la absorción de nuevas tecnologías que permitan desarrollar una planta productiva más eficiente, etc. No obstante,  la realidad es que muy poco se hace a nivel institucional para capturar parte de estos reagrupamientos industriales.

Hasta ahora la información estadística oficial muestra que dichas inversiones no han fluido al país como esperaban los políticos. Sí, sí puede ser cierto que muchos directivos de empresas internacionales que buscan reubicación hayan visitado el país y hayan manifestado su interés por situarse en él, pero no dejan de ser deseos o “anuncios” que no cristalizan en el tiempo. 

Según las últimas cifras oficiales divulgadas en relación a Inversión Extranjera Directa –IED-, el país no registra montos relevantes por concepto de nuevas inversiones. Sí, sí ha crecido el rubro de IED, pero por concepto de reinversiones que llevan a cabo empresas ya establecidas en el país. Si fuera realidad la llegada de empresas debido al efecto de la relocalización se hubiera incrementado el monto registrado por nuevas inversiones y esto no ha sucedido así.

Es cierto, por otra parte, que se ha registrado un considerable incremento de la demanda por terrenos para la construcción de espacios industriales, principalmente en Monterrey, Querétaro y la Ciudad de México, hoy posicionados como los tres líderes a nivel nacional, pero ello es diferente a concluir que necesariamente se ha incrementado la instalación de nuevas empresas en el país.

Inclusive se tiene el caso de la empresa Tesla, del magnate Elon Musk, que hace casi un año anunció el establecimiento de una gigafactory en terrenos de Santa Catarina, NL, y que a la fecha no ha iniciado el proyecto. Recientemente también, se ha difundido información acerca del gran interés de empresas automotrices chinas (BYD, Geely y SAIC) por instalarse en México; sin embargo, esto no obedece al efecto de nearshoring, sino a buscar ser parte del T-MEC para así poder vender sus exitosos automóviles híbridos y eléctricos a los mercados de EU y Canadá, a los que no han podido penetrar por los altos aranceles que tendrían que pagar. 

Para que el nearshoring se pueda concretar en nuestro país se requiere de muchas otras herramientas además de la disponibilidad de áreas industriales debidamente equipadas. Se necesita implementar toda una estrategia promocional que surja desde las más altas esferas oficiales en paralelo a una estrecha colaboración con el sector privado, a través de la cual se ofrezcan todos los servicios y garantías institucionales que se requieren para la atracción, en este caso, de inversiones de alta tecnología.

El fenómeno de la relocalización no depende del esfuerzo aislado de entidades federativas por atraer nuevas inversiones, como recién sucedió en el Foro de Davos, sino de una política industrial nacional debidamente articulada y sujeta a un claro estado de derecho como las que actualmente se ejercen en Costa Rica o Brasil, países ambos, que en los últimos años han sido muy exitosos en la atracción de un número considerable de proyectos sustentados en inversiones extranjeras, parte de los cuales pudieron haberse establecido en México de haber existido las condiciones para ello.  

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA

ANALISTA POLÍTICO

MAAZ