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Cuando cursaba el primer semestre de Ciencia Política y gracias a Leopoldo Gómez, conocí a Miguel Ángel Centeno

OPINIÓN

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Alejandro Echegaray / Campus / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Cuando cursaba el primer semestre de Ciencia Política y gracias a Leopoldo Gómez, conocí a Miguel Ángel Centeno y su tesis doctoral: “Technocratic Politics in México: The New Científicos”. Fue mi primer encuentro con los estudios de las élites mexicanas y su renovación. Leí primero a Centeno que a Roderic Ai Camp sobre las élites contemporáneas y que a Peter Smith sobre las del porfiriato.

En su tesis doctoral, Centeno analiza la ascensión de la camarilla salinista y cómo llevaron a cabo una revolución tecnocrática.

A profundidad explica que aun cuando el partido hegemónico aglutinaba a todos los sectores poblacionales, el poder se centralizaba en una burocracia reducida y educada en la técnica y en el extranjero, donde se compartían los valores del liberalismo y la democracia.

Una de sus aportaciones relevantes fue la sistematización de información sobre la burocracia estatal y las características que les permitían subir peldaños en el escalafón gubernamental: al interior del PRI, el partido único y hegemónico. Y como un grupo minúsculo de burócratas lleva a cabo la Salinastroika, es decir, una Perestroika sin Glasnost. La verdadera cuarta transformación.

Hace cinco años no ocurrió un cambio de régimen, como lo ha dicho el tirano en ciernes que nos gobierna, lo que ocurrió fue el advenimiento de una nueva clase política y la gestación de un cuerpo burocrático que ha acompañado el proceso de degradación institucional que nos tiene en la antesala de la autocracia.

La incursión de ciudadanos en la política es deseable pero en la democracia representativa se ocupan políticos (mujeres y hombres) profesionales que dediquen su vida a la res pública. Demócratas dispuestos a trabajar por los próximos lustros para regresar a México al sendero de la transición democrática.

En cambio, las listas publicadas con los nombres de quienes ocuparán curules en el Congreso por la vía de la representación proporcional evidencian que el Frente y su supuesta ciudadanización solo han fortalecido la partidocracia.

Continuan dominando figuras que han estado pegadas a la ubre estatal desde que la memoria me lo permite. Sin duda lo saben, pero se niegan a aceptar que 70 por ciento del electorado rechaza a la partidocracia tradicional y a quienes la enarbolaron.

Eso significa que no es plausible que la oposición retome espacios de poder si no hay una renovación de las élites políticas en México. Ahora más que nunca se necesitan demócratas y los mexicanos los están esperando.

POR ALEJANDRO ECHEGARAY

CONSULTOR

@AECHEGARAY1

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