La elección de líderes políticos de cualquiera de los tres órdenes de gobierno, representa un proceso crucial que afecta directamente a la sociedad y su bienestar. La noción de arraigo, entendida como la conexión social profunda de un individuo con su entorno, ha sido objeto de análisis en estudios sociológicos, legales y políticos.
Así, el arraigo se convierte en una característica crucial para los candidatos que aspiran a liderar comunidades específicas. El vínculo afectivo con la tierra, historia y costumbres es esencial para comprender las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos.
La absoluta desconexión cultural de Rocío Nahle con Veracruz, le ha traído episodios bochornosos para ella, pero que en realidad sirven para confirmarnos que es una arribista a la que no le interesa contar con los conocimientos elementales acerca del territorio que pretende gobernar.
Con sus yerros en los templetes y el desdén a los periodistas locales, ha demostrado una falta de comprensión profunda de la cultura veracruzana, lo que podría llevar a malentendidos y decisiones inapropiadas.
Pero sus dislates no son un descuido retórico, sino una muestra genuina y sincera de que no conoce el número de municipios de la entidad e ignora que José Azueta fue un militar que combatió en la invasión estadunidense de 1914, pero aún así lo mencionó para aludirlo como nombre de un presidente municipal.
Aunque los episodios de pena ajena han sido una constante (no olvidar cuando alentó la versión de que como secretaria de energía fue aclamada por los representantes de la OPEP o cuando inauguró la refinería que no refina), sus debilidades como candidata incluyen una falta de comprensión detallada sobre las necesidades específicas de la población.
Dificultad para ganarse la confianza de la comunidad debido a la percepción de ser una foránea sin intenciones de arraigarse en el sentido sociológico del concepto.
En el rosario de flaquezas, ha quedado claro que no tiene sensibilidad hacia las tradiciones y costumbres locales, además de una falta de conocimiento sobre las relaciones y estructuras sociales existentes. Sus anécdotas en donde exhibe su desconocimiento de nuestro estado, demuestran que sus decisiones políticas están basadas en una falta total de entendimiento de nuestros problemas.
La falta de arraigo puede dar lugar a un gobierno errático, ineficiente y hasta vengativo. La desconexión emocional y la falta de empatía hacia la tierra que se gobierna pueden manifestarse en decisiones impulsivas e insensibles. La ausencia de un vínculos afectivos puede generar una percepción de indiferencia, llevando a la implementación de políticas punitivas y decisiones de revancha a sus opositores, en lugar de soluciones efectivas.
Por eso, pienso que mi entidad debe ser gobernada por una persona con arraigo, capaz, sensible y veracruzano de verdad.
POR LORENA PIÑÓN RIVERA
DIPUTADA FEDERAL
@LORENAPIGNON_
MAAZ