REFLEXIONES CONSTITUCIONALES

Los extremos: López Obrador y Zedillo

Este sistema que impulsaron los economistas Friedrich Von Hayek y Ludwig Von Mises desde los años 40, y que impulsó Margaret Thatcher, transformó al mundo

OPINIÓN

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Alfredo Ríos Camarena / Reflexiones constitucionales / Opinión: El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Una vez más, surge la polémica que tiene que ver con el modelo económico que México ha aceptado —y también el mundo occidental— y que, con la presencia de Javier Milei en Argentina, vuelve a presentarse de manera exacerbada y brutal.

Los dos extremos se presentan representados, por una parte, por Ernesto Zedillo, quien ha sido un defensor —a ultranza— de este sistema económico que produjo verdaderos estragos en la población más pobre y permitió un Fobaproa que no se diseñó adecuadamente y, en consecuencia, estaremos pagando —por muchas generaciones más— las grandes deudas que nos dejó.

Amén de eso, el presidente Zedillo prácticamente entregó el poder del PRI —probablemente con oscuras negociaciones— y, también, es de criticarse la inmoralidad de haber aceptado trabajo en la empresa ferroviaria que él entregó a compañías extranjeras. No todo fue malo, pudo reconstruir las finanzas públicas y mantener en orden al Estado Nacional. 

Por su parte, López Obrador ha combatido dicho sistema, pero en el fondo las relaciones de producción en México y su economía están sujetas a las reglas donde el mercado se impone al Estado; esto seguirá sucediendo en la medida que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos no tenga variaciones importantes. Hoy por hoy, las relaciones comerciales con el país del norte ascienden a más de mil 500 millones de dólares por día.

Los grandes beneficiarios de esta última fase del capitalismo se han enriquecido de manera constante y grosera. El propio Presidente ha dado las cifras de cientos de miles de millones que obtienen, entre otros, los bancos. Su política social ha sido exitosa, con las trasferencias directas y con el alza del salario mínimo, sin embargo, seguimos atados irremisiblemente al sistema neoliberal. 

Este sistema, que impulsaron los economistas Friedrich Von Hayek y Ludwig Von Mises desde los años 40, y que impulsó Margaret Thatcher —bajo el patrocinio de los mismos ideólogos—, transformó al mundo, y la pobreza aún es el tema más importante del planeta.

La única forma que se ha encontrado han sido las propuestas de dos neoliberales gradualistas, como Thomas Piketty y Joseph Stiglitz, que sugieren la necesidad de reformas fiscales que impliquen impuestos a la riqueza de los grandes capitalistas, así como modificaciones a los impuestos sobre las herencias.

En este momento de transición política, es importante que en este aspecto definan, con claridad, sus puntos de vista las dos precandidatas: Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. 

El presidente López Obrador condena —con razón— el Fobaproa, pero se olvida del despilfarro en sus obras insignia, en las que ha puesto la mayor atención, y donde los precios se han aumentado de manera inconsistente e innecesaria, tanto en el Aeropuerto Felipe Ángeles, como en la Refinería Dos Bocas y en el Tren Maya.

Hacia el futuro debemos recordar los preceptos constitucionales que le dieron a México el honor de ser el primer país que le dio rango constitucional a las garantías sociales. Zedillo y López Obrador, dos visiones distintas, bajo el sistema neoliberal. 

POR ALFREDO RÍOS CAMARENA

CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM

PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)

VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA

MAAZ