MALOS MODOS

Y ¿qué hacemos ahora con Rosario?

Lo de Rosario, íntegra, dispuesta a darlo todo por la utopía obradorista, lo que incluye su quincena, solo puede entenderse como una crisis de auto conciencia

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El Doctor Patán leyó con lágrimas en los ojos, pero también con preocupación por una compañera de ruta, el presunto ejercicio de autoinmolación de Rosario Piedra.

Luego de unos añitos en la nómina de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, mi Rosario se dio cuenta de que ese organismo es, ya, completamente inútil en términos de la felicidad del pueblo bueno, y debe, en consecuencia, desaparecer. Me parece conmovedor.

Lo de Rosario, íntegra, dispuesta a darlo todo por la utopía obradorista, lo que incluye su quincena, solo puede entenderse como una crisis de auto conciencia.

Sí: inutilidad es, y gracias, Ros, una término adecuado. Inmejorable, de hecho. Tomémosle, pues, la palabra. El problema es que esto nos deja ante una pregunta probablemente imposible de responder: ¿qué hacemos ahora con Rosario?

Lo digo porque la 4T se distingue por no dejar morir solos a sus hijos, pero hay límites. Aquí, como hemos visto, todo mundo cabe y nadie se queda atrás.

Imagínense que al licenciado Bartlett lo dejan jugar con los apagadores de la luz, a razón de 1500 y pico millones de pérdidas por trimestre y sin reparar en los problemitas que podría causarnos, por decir, una planta nuclear mal llevada como Laguna Verde; que mi Liz puede fungir como una especie de portavoz con esa forma digamos sui generis de leer en voz alta, y luego hasta aspirar a la alcaldía poblana; que mi María Elena puede conservar la chamba luego de producir unos ventiladores para el covid que llegaron varios meses tarde, y que básicamente son tan sofisticados como una bomba de vulcanizadora; que mi Rocío sigue sin producir un barril, entre inundaciones; que el logro más verificable de mi Cuit son los baños de gasolinera; que mi Marx sacó los libros de la Nueva Escuela Mexicana tarde y con esos dibujos como de “Mamá termina de trabajar en un ratito.

¿Por qué mientras no dibujas a la abuelita en esta hoja?”, y que a mi Doctor Muerte no lo mueven del cargo ni 850 mil muertes.

Sí, la 4T es una madre apapachadora que, como dijo el presidente desde el principio, no se fija en los resultados, porque las prioridades son otras, y no suelta a sus hijos de ese abrazo de oso presidencial tan entrañable.

¿Que a mi Irma Eréndira sí le dieron el pasaporte? Bueno, claro. Pero fíjense que nadie le pidió una muestra mínima de competencia. Lo que la mató fue oponerse a mi Macedonio para promover a su hermano.

No, la 4T no deja atrás a nadie. Digo, no había dejado atrás ni a Rosario, y miren que estaba complicado el reto hasta para esos estándares.

¿Qué hacemos, entonces, con ella? ¿Condenarla a una simple ayuda para adultos mayores? Porque no se le ve la menor capacidad en ámbito alguno.

Urge diseñarle, pues, un plan de jubilación o cosa parecida, porque si algo no podemos permitirnos es otro Bodoque.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

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