COLUMNA INVITADA

Migrantes y comercio internacional, las cartas del futuro

Países como Estados Unidos o de la Unión Europea requieren desesperadamente inmigrantes. Les faltan obreros experimentados y –en algunos países- mano de obra que haga de todo

OPINIÓN

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José Ignacio Zaragoza Ambrosi / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Uno de los principales problemas que vive hoy día el mundo es el control de sus fronteras que ponga fin a las migraciones ilegales. Una política común en materia de migración es necesaria para controlar los flujos de personas que huyen de sus países natales buscando mejores oportunidades, tratando de escapar de la inseguridad y de la precaria condición económica que en ellos reina. Pero, ¿cómo han impactado estos flujos migratorios al comercio internacional?

El fenómeno de la migración tiene dos vertientes para abordarse, ambas reales, y complejas: por un lado, la necesidad de inmigrantes que se sumen a la fuerza de trabajo de los países industrializados; y por el otro,  la situación xenofóbica que los migrantes causan en los ciudadanos y que es alentada muchas veces por políticos que buscan captar votos. 

Países como Estados Unidos o de la Unión Europea requieren desesperadamente inmigrantes. Les faltan obreros experimentados y –en algunos países- mano de obra que haga de todo. La población está envejeciendo, disminuye y se abre una brecha entre las facturas crecientes de las pensiones y la caída de las tasas de impuesto; o como en Estados Unidos, sus jóvenes no están dispuestos a trabajar en las fábricas cumpliendo horarios como los que hicieron sus padres. Saben que los inmigrantes pueden ayudar a cubrir esa brecha, además, detener la inmigración ilegal ha sido durante décadas prácticamente imposible. 

Por ejemplo, un informe de la División de Población de las Naciones Unidas calculaba que, de continuar las mismas tasas de natalidad y mortalidad en la Unión Europea, se necesitarán un promedio de 1.4 millones de inmigrantes al año entre 2001 y 2025, para mantener constante la proporción entre la población económicamente activa y la que no lo es.

Entonces, si las cifras argumentan la necesidad de recibir a los inmigrantes, cabe preguntar si esas sociedades están preparadas y dispuestas a convivir con estas minorías de culturas diferentes. ¿Existe la posibilidad de una convivencia multiétnica,  multicultural y plurirreligiosa? El problema se agrava cuando vemos que en todo Occidente las disputas sobre los derechos de los inmigrantes, los pueblos autóctonos y otras minorías culturales están cuestionando muchos de los supuestos que han gobernado la vida política durante décadas. 

Ahora bien, sabemos que los temas de migración y asilo están entre los más destacados de la agenda de los países industrializados. Los temas de migración y asilo han ganado mucha fuerza en los últimos años, pero hasta la fecha, las iniciativas para una política común en este aspecto han chocado con la necesidad de contar con un presupuesto bien establecido. 

Durante décadas se ha hablado sobre una Política Común de Inmigración Ilegal  destacando seis materias de posibles acciones destinadas a prevenir y combatir la inmigración ilegal:

1. Política de visados;

2. Infraestructura para intercambio de información, cooperación y coordinación;

3. Gestión de fronteras;

4. Cooperación policial;

5. Ley de extranjería y Derecho penal;

6. Política de repatriación y readmisión. Pero lo más importante radica como lo ha señalado el presidente Andrés Manuel López Obrador, en promover y apoyar acciones en los países de origen y tránsito, teniendo en cuenta la política de derechos humanos. 

Estas acciones deben incluir un intenso intercambio de información, transmisión de conocimientos y ayuda financiera de los esfuerzos de control justificados, e intensificar sus esfuerzos de vigilancia. La Unión Europea reconoce que la inmigración debe existir enmarcada en un procedimiento jurídico transparente que gestione eficazmente los flujos migratorios y evite cualquier distorsión de la competencia.

Entonces, respondiendo a la pregunta inicial, es necesario afirmar que la migración puede tener varios impactos en el comercio internacional. Por un lado, contribuye al crecimiento económico en los países de destino al aumentar la fuerza laboral y el consumo.

Esto, a su vez, puede impulsar la demanda de bienes y servicios, favoreciendo el comercio. Por otro lado, la migración también puede afectar a los países de origen, ya que pierden habilidades y mano de obra cualificada. Sin embargo, la migración les genera remesas, que son transferencias de dinero enviadas por los migrantes a sus países de origen, contribuyendo así a la economía local.

De hecho, un trabajo de distintos profesores publicado por Norface Migraton, que analiza el impacto de los movimientos migratorios sobre el comercio internacional, concluye que las migraciones tienen un impacto positivo sobre los flujos de comercio: un aumento del número de inmigrantes de un 10% provocará por término medio un aumento del comercio de un 1.5 por ciento.

POR JOSÉ IGNACIO ZARAGOZA A. 

AGENTE ADUANAL, EXPERTO EN COMERCIO EXTERIOR

@IGNAQUIZ

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