LA ENCERRONA

La historia del sexenio

El Presidente prefiere sacar el hacha que utilizar el bisturí. Si cree que hay corrupción o que son conservadores y neoliberales, decide extinguirlos

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“No vamos a seguir manteniendo esos organismos facciosos, onerosos y antipopulares.”  López Obrador

Las y los mexicanos sabemos que el presidente López Obrador es una persona a la que le gustan los símbolos. Es en este tenor que a unos pocos meses de que termine su mandato, un enemigo más ronda por su cabeza, ahora el turno son los organismos públicos autónomos.

Si bien es sabido que antes ya arremetió en contra del INE, ahora va por todos para antes del ocaso de su administración. Para esto prepara un alud de reformas constitucionales que anunciará el 5 de febrero, Día de la Constitución. En dicho paquete, prevé la reforma al sistema de pensiones, la reforma del Poder Judicial, el regreso de los trenes de pasajeros y la extinción —o minimizar al máximo— a los órganos autónomos.  

También sabemos, con base en la experiencia, que esta no es una ocurrencia nueva, por el contrario, es una obstinación añeja en contra del neoliberalismo, de los conservadores y de su combate contra la corrupción. Al menos de manera retórica.

El Presidente arremete en contra de estos órganos autónomos porque dice que son entidades paraestatales que le sirvieron a los anteriores gobiernos neoliberales para esconder sus corruptelas que sólo afectan a lo público, al pueblo. AMLO “dixit”.

Arremete con el discurso permanente: que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), no sirve para nada, sólo de tapadera de los corruptos (alude a Marko Cortés y al exconsejero Óscar Guerra); que el Instituto Nacional Electoral (INE) es un nido de corrupción institucional, que fueron los que fraguaron el gran fraude en su contra; que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) sólo quiere afectar a Mexicana, “su” nueva aerolínea; que la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) únicamente sirve para cuidar los intereses privados, a los monopolios, pero jamás los públicos; que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) sólo investiga lo malo y nunca dice lo bueno que ha sido su gobierno.

Esta ha sido la historia de este sexenio. Como ya le he expuesto en varias ocasiones, el Presidente prefiere “sacar el hacha que utilizar el bisturí”. Si él cree que hay corrupción o que son conservadores y neoliberales, decide extinguirles que sólo “extirpar la parte gangrenada”.

Sin embargo, los organismos públicos autónomos no son un aeropuerto ni estancias infantiles (que dicho sea de paso, muy importantes para la sociedad), asfixiar al INE, extinguir al INAI o revisar con lupa lo que la Cofece ha “perjudicado” al país sólo abriría la puerta para gobiernos autoritarios (en vías de transitar a dictaduras), opacos y omnipotentes.

Además de lo dicho para caracterizar al Presidente, de igual manera sabemos los mexicanos, que López Obrador jamás dejó de estar en campaña, por lo que hablar de la desaparición de los organismos público-autónomos, el sistema de pensiones (completamente incosteable) o la reforma al Poder Judicial, también tiene el foco en los comicios del 2 de junio.

Esto no lo debemos pasar por alto, AMLO hará lo posible por allanar (aún más) el camino a la Dra. Sheinbaum. Por lo que en todo este polvorín electoral tendremos que estar atentos y vigilantes a lo que pase en las Cámaras, pues acabar con el entramado institucional es un peligro para nuestro país. 

POR ADRIANA SARUR

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM 

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