COLUMNA INVITADA

Davos, estreñimiento y desconexión

Davos a la baja, excepto para aquellos tifosi  hijos del neo porfirismo y ultraliberales, pues su resonancia no va más allá del escaparate gélido en el que se desarrolla

OPINIÓN

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Diego Latorre / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El Foro Económico de Davos es de esos eventos que, pese al avance de la humanidad, se siguen celebrando. Dirigido a menos del 1% de la población mundial e ideológicamente estreñido, su persistencia es comparable con las corridas de toros. Sus adeptos son cada vez menos, sus voces, invitados y oradores, no sólo estrambóticos sino perversos; su falta de sensibilidad con la realidad mundial es absoluta. Davos a la baja, excepto para aquellos tifosi  hijos del neo porfirismo y ultraliberales, pues su resonancia no va más allá del escaparate gélido en el que se desarrolla. Fuera de esas latitudes, donde las temperaturas son más humanas, la historia es distinta y lo que se diga en ese foro tiene el mismo impacto que la operación de próstata de Carlos III de Inglaterra.

            Se presenta el único plan posible de paz para Ucrania sin invitar a la otra parte: un despropósito incomprensible; Zelensky, un fanfarrón envalentonado, arenga a los países de la OTAN y azuza a todo el mundo con esa retórica fascistoide que lo caracteriza, pero nadie habla de Palestina o del genocidio en curso de los gazatíes. Claro, la decencia, los valores, en fin, los buenos muchachos (ya lo sabemos), están en el capitalismo occidental: el único capaz que, a dicho de Milei, ha sacado de la “pobreza” a miles de millones de seres humanos; ese mismo sistema que hoy se arroga el monopolio de los términos “democracia”, “libertad”, “bienestar” y “valores humanos universales”, con la muletilla: ¡carajo!

            Palabros como “justicia social”, “pensiones justas”, “salarios dignos”, “seguridad social gratuita”, “derechos colectivos” o “participación estatal”, son expresiones de un comunismo diabólico que amenaza con destruir el paraíso capitalista que florece con cada guerra que se inventa, con el tráfico de armas, drogas, seres humanos y de órganos; con las pandemias, las hambrunas, con la sobre explotación de los recursos naturales y, principalmente, la del ser humano: ¡viva el made in! y el consumo exagerado de bienes que, en realidad, no necesitamos.

            ¿Qué atractivo tiene Davos y sus voces? Ninguno. Seguirán la ruta de aquellas costumbres arcaicas que sostienen algunos lunáticos nostálgicos; sólo aquellos dogmáticos como W. Buffet continuarán  urdiendo planes para apuntalar el sistema colonial moderno persecula seculorum hasta que suceda lo inevitable y quede una pieza en el tablero, pues el capitalismo terminará consumiéndose asimismo, cuando no haya nadie más a quien explotar.

            La época actual es fascinante, pues presenciamos en tiempo real la mayor, creciente, más notable y desconcertante desconexión entre la élite mundial y el resto de la plebe planetaria; entre el sistema de poder (económico y político) occidental y los gobernados (y esclavos), a quienes el todo poderoso capital califica ya no con el aburrido apelativo de “tercer mundo” o “países emergentes”, sino con el aromático y tropical: “sur global”.

POR: DIEGO LATORRE LÓPEZ

@DIEGOLGPN

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