MIRANDO AL OTRO LADO

“Confieso que soy corresponsable”

Se tardó 23 años en confesar el delito, pero finalmente lo hizo. Evasivo, como es él, pero lo confesó

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Se tardó 23 años en confesar el delito, pero finalmente lo hizo. Evasivo, como es él, pero lo confesó, en una mañanera de septiembre del 2023. Mejor tarde que nunca. Es cierto que, como padece de verborrea incontenible, era inevitable que en algún momento lo asumiera como una verdad incuestionable de su gestión como jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Andrés Manuel López Obrador aceptó que el Bando Dos que emitió en diciembre de 2000, unos días después de asumir formalmente el cargo de jefe de Gobierno, desató una gran corrupción inmobiliaria. Lo dijo a su manera, haciendo responsables a otros de los efectos perniciosos del bando, la corrupción incluida. Pero aceptó que se había creado el cártel inmobiliario a partir de ese acto de su gobierno.

Con esa confesión de parte, la Fiscalía de la ciudad ya no tiene que andar buscando culpables. El culpable mayor ya confesó. Simplemente tiene que actuar conforme a derecho.

En esa épica mañanera el Presidente dijo “confieso que soy corresponsable” de la especulación inmobiliaria en la Ciudad de México. Vaya que es una confesión criminal. Es criminal porque la ex fiscal de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, definió la especulación inmobiliaria como delito.

Por esa razón, la Fiscalía puede proceder contra el Presidente de la República por haber establecido las condiciones legales propiciatorias para la creación, no de uno, sino múltiples cárteles inmobiliarios.

Tan es así que los vínculos y las amistades creadas entre desarrolladores inmobiliarios y AMLO cuando dirigía a la ciudad persisten hasta el día de hoy, con familiares de los desarrolladores en importantes puestos de la administración pública federal. Es la simbiosis entre el cártel inmobiliario y la política proyectada a través del tiempo.

Para entender de lo que es culpable el Presidente, es imperativo entender qué efectos propició el Bando Dos sobre la ciudad y su posterior desarrollo. Y de por qué se habla tanto de corrupción y de por qué se criminaliza.

El mismo bando fue ilegal. Lo fue porque, sin ser un acto legislativo debidamente discutido y aprobado, fue una ejecución unilateral del Ejecutivo local, borrando todos los instrumentos legales de administración urbana de los Programas Delegacionales vigentes en ese momento. Legalmente la Asamblea Legislativa tenía la facultad de aprobarlos, dando planificación y orden al desarrollo urbano de la ciudad.

De un plumazo, AMLO abolió la planeación urbana e introdujo la liberación de los usos de suelos para quien ofreciera más dinero. Ese fue, en concreto, el efecto que tuvo el Bando Dos. Y se desató la especulación inmobiliaria inmediatamente. El neoliberalismo urbano.

La emisión del Bando Dos fue, de hecho, el primer gesto de un Ejecutivo autoritario, ignorando, en este caso, al Poder Legislativo.

Los efectos del Bando Dos desataron la especulación inmobiliaria, al permitir a las empresas desarrollistas ignorar las limitaciones y acotaciones a los usos de suelo y construir más pisos de los permitidos por los Planes Delegacionales vigentes en ese momento. El impacto sobre la estructura política y social ha sido brutal en la Ciudad de México.

El impacto inmediato fue el encarecimiento del valor del metro cuadrado en la ciudad. El valor comercial de las construcciones existentes, y las que se construyeron a partir del Bando Dos, se dispararon brutalmente. Así, cuando un departamento de interés social se podría adquirir por 400 mil pesos, hoy es imposible encontrar ese mismo departamento en menos de un millón de pesos, a pesar de las “tarifas preferenciales” de organismos oficiales como el INVI.

¿Cuál ha sido el impacto, por tanto, de este encarecimiento del valor del suelo a partir de la especulación inmobiliaria que desató AMLO, de la cual se asume como “corresponsable”?

Los más pobres han tenido que huir de la ciudad, buscando donde vivir, principalmente en el Estado de México, Hidalgo, Tlaxcala e, incluso, Morelos. ¿En que se refleja está migración silenciosa? Se constata por los grandes desarrollos de vivienda de interés social en esos estados, principalmente en el Estado de México.

Cuando Cuauhtémoc Cárdenas ganó la ciudad, tenía 40 distritos federales. Hoy la Ciudad de México tiene 23 distritos federales, por el decremento poblacional brutal que ha sufrido la ciudad durante los 27 años de gobiernos compartidos por las mismas personas entre el PRD y Morena.

Por si fuera poco, CONAPO confirma que la Ciudad de México es la entidad con la mayor pérdida de población de la República en las últimas dos décadas. La migración es mayoritariamente (aunque no exclusivamente) población de bajos recursos buscando donde vivir a precios que pueda sufragar.

La gran ironía de la confesión no-solicitada pero ofrecida gratuitamente por AMLO sobre los efectos del Bando Dos es que el gobierno creado para defender a los pobres es el que los ahuyenta de la ciudad. La población capitalina hoy es mayoritariamente de clase media con distintos niveles de ingresos.

Incluso, zonas del país que expulsan población por razones de marginación económica o por la violencia del narcotráfico aún no alcanzan numéricamente a los efectos devastadores de la masiva migración que ha provocado la gentrificación como modelo de desarrollo urbano que se ha instalado en la Ciudad de México, a partir del unilateralmente decretado Bando Dos.

Hasta ahora los efectos del Bando Dos son, por un lado, que ese decreto, siendo ilegal, transformó radicalmente el modelo de desarrollo urbano de la Ciudad de México sin consulta alguna con legisladores, organizaciones profesionales ni empresariales.

Acto seguido, provocó el encarecimiento del valor comercial del suelo, al liberalizar los esquemas de usos de suelo en función de los intereses del capital y sin consideración sobre sus impactos sociales. Este encarecimiento ha provocado un proceso acelerado de gentrificación en los valores de la vivienda, construcciones de oficinas y en la oferta de centros comerciales de media y de alta gama.

Acto seguido, empezó un proceso invisibilizado de expulsión de la población de bajos recursos de la ciudad hacia las zonas periféricas del extenso Valle de México y más allá. La pérdida de población ha repercutido en un cambio radical en la composición social de la capital y sus hábitos electorales. Eso se constató en las elecciones intermedias del 2021.

La Ciudad de México, encabezada hoy por la izquierda, promovió un ejemplo de gentrificación para el mundo, con todas las ventajas y perjuicios que acompañan un proceso de esas características. La gran ironía histórica del modelo urbano cartelero impuesto en la Ciudad de México, del que es corresponsable AMLO por confesión propia, muy probablemente verá a la izquierda expulsada del poder en las próximas elecciones. Una elección que promete convertirse en parricida.

POR RICARDO PASCOE

COLABORADOR

ricardopascoe@hotmail.com
@rpascoep

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