En los vídeos que circulan sobre la invasión rusa en Ucrania, los drones han adquirido un papel especialmente protagonista en el frente de batalla. Existen cientos de grabaciones del conflicto que muestran ataques con drones a soldados desprevenidos por la presencia de estos aparatos arriba de ellos, una táctica empleada principalmente por el ejército ucraniano. En varias ocasiones, los soldados desconocen que están viviendo los últimos segundos de sus vidas, ya que la efectividad de tales dispositivos reside en su pequeño tamaño y en la dificultad de ser detectados por las defensas aéreas.
Son drones que se venden comercialmente en tiendas, utilizados para grabar en primera persona y realizar tomas desde el aire. Se les reconfigura para agregar explosivos, ya sea para lanzarlos o para que el propio objeto impacte contra el objetivo, convirtiéndolos así en máquinas que han transformado la naturaleza de la guerra. Son difíciles de detectar, cuyo único fin es aniquilar de manera rápida y precisa.
Sin embargo, el resultado no siempre es una muerte instantánea; las imágenes muestran que a veces el soldado enemigo queda gravemente herido, agonizando hasta morir tiempo después o siendo eliminado con una segunda explosión. Se ha documentado en un número importante de casos a sujetos que optan por suicidarse durante esos breves momentos de agonía.
No es necesario ir hasta un escenario al otro lado del mundo para observar la realidad bélica de los drones comerciales en conflictos. Aquí en México, se avecina un panorama en el que estas máquinas comenzarán (si no es que ya lo han hecho) a cobrar relevancia en la violencia que domina la vida cotidiana de ciertas poblaciones. Su uso ha ido en aumento en los últimos años.
Los drones se han convertido en armas ofensivas en manos de cárteles poderosos. La facilidad de adquisición y la versatilidad de estos dispositivos los hacen particularmente atractivos para grupos delictivos, quienes los utilizan para realizar ataques. En Guerrero, por ejemplo, varias comunidades viven constantemente bajo el temor de que en cualquier momento un dron de la Familia Michoacana pueda causarles daño, como ocurre en el poblado de Nuevo Caracol.
Esta evolución en el uso de drones refleja un cambio significativo en las tácticas de los grupos criminales y plantea nuevos desafíos para las fuerzas de seguridad. Al igual que en Ucrania, donde su uso ha redefinido aspectos de la guerra, en México la integración de estas tecnologías en las actividades delictivas está transformando la naturaleza del conflicto y la violencia en el país.
POR IGNACIO ANAYA
COLABORADOR
@Ignaciominj
MAAZ