COLUMNA INVITADA

La Fiesta Brava [II]

Aquí, la tauromaquia recibió una dosis de originalidad y el tatuaje con el que está marcado todo lo mexicano

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El doctor Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM escribe en el libro Tauromaquia Mexicana, “…las aportaciones del toreo a la fiesta brava han sido innumerables. Inseparable de su raíz indígena, ha dado lugar a un estilo personal de torear, con acento propio y un sentimiento distinto al español”.

Agrega de la Fuente, “Por lo demás, esa rica aportación no se ha limitado a lo que sucede frente al toro, sino que se ha extendido a otras artes como la literatura. También ahí, en lo escrito, podemos encontrar ese sello propio que caracteriza, no sólo su práctica, sino también nuestra mirada al espectáculo taurino”.

En el libro arriba citado, encontramos diversas opiniones expresadas por los seguidores de La Fiesta Brava, entre ellos la del cronista taurino, Heriberto Murrieta, “La fiesta vendría a enriquecer la cultura de la futura patria mexicana. Aquí, la tauromaquia recibió una dosis de originalidad y el tatuaje con el que está marcado todo lo mexicano”.

Por su parte, Jacobo Zabludovsky, expresa, “Inspiración de músicos, de pintores, de dramaturgos, de escritores, y escultores, el toreo es un arte que enriquece a las artes”, mientras que el escritor Juan José Arreola, añade, “Soy católico y aficionado a los toros. Hace 50 años que no oigo misa ni voy a una corrida, pero sigo siendo hasta el fondo de mi alma católico y torero y, durante una etapa importante de mi vida, la cruz del estoque fue la cruz de mi parroquia”.

La poesía es motivo de inspiración por seguidores de los ruedos taurinos, el acucioso don José María de Cossío, en su libro Los toros en la poesía, escribe, “El espectáculo se refleja en estos versos tal como eran en los tiempos que se escriben, y cuando llega el momento, reconstrucciones de fiestas pretéritas… llegan a ser piezas magistrales”.

Escribe el poeta, Gerardo Diego, “Relumbrar de faroles por mis encendidos. Y un estallido de oles en los tendidos… Arenas amarillas. Palcos de oro, quien viera a las mulillas llevarse el toro; Manuel Machado, expresa, “Una nota de clarín, desgarrada, penetrante, rompe el aire con vibrante puñalada… Ronco toque de timbal. Salta el toro en la arena…”.

Por su parte, don Ramón de Valle Inclán en su escrito Tarde de Toros, texto incluido en el libro Los toros en la literatura, describe esta fiesta, “Alcahuetas y cesantes, pícaros y bohemios, ciegos y lisiados, con donaires y lástimas, dan tiento a la bolsa ajena. El gentío de a pie, con el sol en la espalda, sube hacia la plaza, esparcido por las dos aceras. Endrina y garbosa, ondula la gitana prometiendo venturas”.

 El autor Rafael Alberti, recuerda en sus memorias La arboleda perdida, “…Oh, cuando el primer cornúpeto, tremendo y deslumbrado, se arrancó, pasando entre las tablas y mi pecho…”

Alberti agrega, “comprendí la astronómica distancia que hay entre un hombre sentado ante un soneto y otro de pie y a cuerpo limpio bajo el sol, ante ese mar, ciego rayo sin límites, que es un toro recién salido del chiquero…”.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ