TRES EN RAYA

‘Terapia de shock’ luego de la catástrofe populista

Las políticas que ya ha empezado a implementar Milei son profundamente dolorosas —no por ello menos necesarias— y muchas de estas harán que quienes votaron por él se cuestionen si hicieron lo correcto

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Dos tragedias hay en la vida: no lograr lo que el corazón ansía, y lograrlo”. George Bernard Shaw

La tragedia de Argentina se vive, se ha vivido y se vivirá en muchos otros países del continente americano. Se resume de la siguiente forma: era un nación que iba en camino de/pudo ser líder mundial en muchos aspectos, pero que arruinó su andar debido a políticas —populistas— de sus gobernantes.

Lo que AHORA orilló a los argentinos a votar por un extremista como Javier Milei es el resultado de gobiernos de ANTES que despilfarraron la riqueza del país, ahorcaron a los contribuyentes y llevaron a los votantes a elegir en estos momentos un camino que nunca, nunca debió requerirse.

Las políticas que ya ha empezado a implementar Milei son profundamente dolorosas —no por ello menos necesarias— y muchas de estas harán que quienes votaron por él se cuestionen si hicieron lo correcto. Hay otras que, si bien parecen inocuas, tendrán un fuerte peso en la forma en que los argentinos entienden a su gobierno. En ese rubro, tal vez las dos más importantes son: 1) Eliminar más de la mitad de las secretarías de Estado y estructuras partidistas (eran más de 100 y se disminuye la nómina gubernamental en un 34%), lo que por supuesto impactará negativamente a las personas despedidas y a sus familias. 2) Prohibir que cualquier gobierno —federal, provincial o municipal— diga que los eventos son ‘gratuitos’ (lo cual no quita que el líder de esa nación tiene razón: nada que otorgue un gobierno es gratis; nada. Todo lo pagamos todos con nuestros impuestos).

Expongo lo anterior porque, a un par de meses de iniciar campañas y a cinco meses de celebrarse elecciones federal y locales, México está a tiempo de evitar la consolidación de una suerte de peronismo. Nuestra nación debe verse muy, muy bien en el espejo de Argentina y comprender que en algún momento la población paga la borrachera del dinero regalado por políticos con base en políticas que en el fondo son de relumbrón; pensadas para conseguir votos y hacerse de clientelas cautivas, pero que no colaboran al desarrollo social ni a la fortaleza de su propia sociedad. La resaca termina siendo brutal.

Y, bueno, no debiera ser necesario voltear hacia Argentina; bastaría con hacer un recuento de las nefastas consecuencias económicas y sociales de los gobiernos de líderes mexicanos como han sido Lázaro Cárdenas, Luis Echeverría, José López Portillo, Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox Quesada. Pero en ocasiones es más sencillo verse reflejado ‘hacia fuera’ y ‘no hacia dentro’…

Cuando deja de alcanzar el dinero y las instituciones ya no dan más, viene un latigazo que es doloroso y brutal. Sea Argentina, Estados Unidos o cualquier otra nación, el pasar de ser un país respetable a ser ‘el acabose’ es tan rápido como un abrir y cerrar de ojos; mientras que el reconstruir es sumamente lento y cansado. Esto ya sea sea en el plano económico y social, por cuanto a la confianza hacia sus instituciones o en la reconstrucción de una cultura cívica y de participación social.

La 4t, en una fanfarronada ideológica y de estrategia electoral, critica las dos semanas que van del gobierno de Milei, mientras sigue culpando a Felipe Calderón a pesar de que Morena lleva más de cinco años en el poder (y empeorando lo que tanto critica).

Yo por eso invito a no caer en esos embustes y a considerar con seriedad lo siguiente: ahora es el momento para que México cambie el estilo de su gobierno e inicie otro que deje atrás las políticas populistas, adopte unas que apunten al crecimiento y a la fortaleza de sus instituciones. No permitamos que en algún punto, luego de sucesivos gobiernos obradoristas, tengamos que optar por ‘un Milei’. Estamos a tiempo de no repetir otros seis años ‘de lo mismo’ y evitar tener que tomar en un futuro próximo una medicina parecida a la que Argentina se auto recetó.

POR VERÓNICA MALO

COLABORADORA

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

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