Maltratado por su partido y minimizado por Claudia Sheinbaum, ayer reapareció Marcelo Ebrard en el evento de cierre de precampaña de la virtual candidata de la 4T en el Monumento a la Revolución. Lo hizo acompañado de los suyos, arropado, para no exponerse a un insulto. Y es que en aquella esquina no perdonan fácilmente.
Ebrard se había retraído tras perder la encuesta interna de Morena con la que se definió la candidatura presidencial, y cuyo ejercicio impugnó el 11 de septiembre del año pasado. En cuatro meses, sus apariciones públicas fueron contadas. Si acaso una foto con Sheinbaum, tras los amagos de ruptura y no mucho más. Todos quienes participaron en aquella encuesta habían acompañado a la precandidata, menos él que, como en otros capítulos de su vida pública, se quedó atrapado por su propia indefinición.
La tibieza le pasó costo. Demoró demasiado. Durante meses, ni rompió, ni se quedó. Le aventó la papa caliente a Morena, para que decidiera sobre su inconformidad, cuando en el partido ya estaban en otra cosa. Dos meses después de desconocer el proceso interno, reculó y se quedó. A mediados de noviembre dijo que no se iría de Morena, pese al maltrato. Se había quedado sin salidas.
No solo los dirigentes morenistas –Mario Delgado y Alfonso Durazo, presidente del partido, y del Consejo Nacional del mismo- habían dicho que el proceso en el que obtuvo el triunfo Sheinbaum fue “ejemplar”, y la exjefa de Gobierno recibió el ‘Bastón de mando’ –con todo y el reconocimiento presidencial- y hasta su constancia como ganadora, sino que inició la conformación de su equipo de campaña –que incluye a exaspirantes- y los recorridos de campaña por el país, mientras Ebrard solo observaba. Perdió tiempo.
Marcelo quedó petrificado y con un margen acotado. Tras la única fotografía con Sheinbaum aseguró haber acordado que se le “respetara” el porcentaje que obtuvo en la encuesta como posiciones para su grupo político; esa misma noche la precandidata de la 4T lo desmintió. Recibió revés tras revés. Rudeza innecesaria. El excanciller desapareció.
Hasta ayer, cuando regresó a la plaza pública. Demasiado tarde, dirán algunos. A ver qué rescata, pensarán otros. En el Monumento, ayer Sheinbaum lo trajo de regreso. Lo sentó en el templete, en primera fila. ¿Es un regreso? ¿Recorrerá el país con la candidata de la 4T? ¿Se sumará a su equipo? ¿O solo parte del acuerdo para mostrar unidad?
Off the record: Benito Juárez, Cuajimalpa y Miguel Hidalgo. En ese orden, las tres alcaldías donde sus habitantes se sienten más seguros en CDMX, según la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana de INEGI. Santiago Taboada, Adrián Rubalcava y Mauricio Tabe tienen qué presumir.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
@MLOPEZSANMARTIN
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