Muertas nacerán las iniciativas del presidente Andrés Manuel López Obrador para reformar al Poder Judicial, modificar la política laboral del país, desaparecer a los órganos autónomos y establecer un cambio profundo en materia electoral.
Para lo único que servirán sus proyectos (de eso tienen certeza en Morena), será para apuntalar su campaña de cara a las elecciones del próximo 2 de junio.
En pocas palabras: PRI, PAN y PRD le harán el trabajo a Claudia Sheinbaum y a todos los candidatos del partido guinda.
Con su negativa a las iniciativas de la 4T, darán el mejor discurso al inquilino de Palacio Nacional, quien saldrá a la calle para gritar a los cuatro vientos que el Frente Amplio por México se convirtió en un dique para el desarrollo de este glorioso país. Todo en tiempo de elecciones.
Y es que AMLO anunció que el 5 de febrero, el día que se conmemora un aniversario más de la promulgación de la Constitución, enviará al Congreso de la Unión un paquete de al menos 10 iniciativas que incluyen importantes reformas constitucionales.
La más polémica está vinculada con un cambio radical al Poder Judicial de la Federación. Plantea la elección, a través del voto ciudadano, de ministros, magistrados y jueces.
Prevé también otra reforma en materia de “austeridad republicana”, para combatir la corrupción en la administración pública, eliminar privilegios económicos de servidores públicos (incluidos los impartidores de justicia) y evitar que alguien gane más que el propio Presidente.
Otro paquete incluye reformas en el ámbito electoral, para reducir los gastos de campaña y las prerrogativas de los partidos políticos, así como eliminar las candidaturas plurinominales y disminuir el número de diputados federales y senadores.
También plantea una iniciativa que busca desaparecer a los organismos autónomos, como el INAI, la CRE y el IFT. Y una reforma adicional que estipula modificaciones a la Ley Federal del Trabajo, para reducir la jornada laboral y que el salario mínimo aumente más que la inflación.
Quiere el mandatario que todos esos preceptos se eleven a rango constitucional, algo a lo que ningún ciudadano de a pie, en su sano juicio, podría oponerse.
Como diría el clásico, entonces: AMLO tiene todo fríamente calculado.
Las precampañas presidenciales concluyeron este jueves 18 de enero, dando paso al periodo de intercampaña, que va del 19 de enero al 29 de febrero, periodo en el que ningún partido o candidato puede hacer proselitismo, llamando a votar por tal o cual aspirante, alianza o instituto político.
Contará el presidente con un periodo de tiempo que no desaprovechará, porque mientras los candidatos “callan”, se apropiará de la agenda pública acusando a la oposición de no dejar pasar sus iniciativas de ley.
No es una especulación. Las fracciones de Morena, que encabezan Eduardo Ramírez, en el Senado, e Ignacio Mier, en Cámara de Diputados, están conscientes de que, ni con sus aliados de PT y PVEM, logran una mayoría calificada para aprobar reformas constitucionales.
Son ellos los que saben que no tienen futuro las iniciativas presidenciales. De cualquier forma, entrarán al juego.
Harán los trámites correspondientes, intentarán dar el debate, actuarán en la comparsa con López Obrador y se sumarán a la campaña en contra de la oposición.
Irán al linchamiento público sobre los traidores a la Patria, aquellos que voten en contra de los proyectos legislativos de la 4T, porque de esa forma piensan ganar votos para la elección presidencial, nueve gubernaturas, la Cámara de Diputados, el Senado y miles de alcaldías. Sin que exista autoridad alguna que se los impida.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: "La política es el arte de engañar a los ciudadanos mientras les haces creer que estás trabajando por su bienestar”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
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