COLUMNA INVITADA

El momentum Xóchitl

Gálvez pronunció una crítica demoledora al gobierno y una visión clara del país que ofrece

OPINIÓN

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Guillermo Lerdo de Tejada / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los estrategas militares coinciden en que un componente definitorio para ganar una guerra es no sólo el tamaño de su ejército, o la tecnología de su armamento, sino la moral de sus soldados; es decir su convicción para pelear, su motivación por la causa, su fe en la victoria. “La moral es treces veces más importante que lo material”, decía Napoleón.

Las batallas políticas no son muy diferentes. El lopezobradorismo consiguió un triunfo contundente en 2018, que le dio un poder real y enorme. Sin embargo, mucha de su fuerza proviene también de una percepción: que es invencible. Se trata de un mito (alimentado con propaganda permanente) para desmoralizar a la oposición. Y en efecto, por medio sexenio ésta quedó en gran medida sin rumbo ni discurso, resignada, y en muchos casos temerosa.

Cuando en 2021 la naciente alianza opositora le quitó al oficialismo la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, y le arrebató media Ciudad de México; o cuando al año siguiente la ciudadanía tomó las calles para defender al INE, el régimen mantuvo su poder material. Pero se logró algo trascendental: empezó a cuestionarse seriamente su supuesta invencibilidad. Millones de personas recuperaron la esperanza de que una alternativa exitosa era posible.

A diferencia de Claudia Sheinbaum, quien promovió su candidatura desde el inicio del sexenio, Xóchitl Gálvez ha tenido poco tiempo para organizar su campaña. Por ello, su camino ha sido más accidentado. El oficialismo aprovechó algunos obstáculos iniciales que enfrentó Xóchitl para sembrar la idea de que no puede ganar, que “se desinfló”. No pocas personas cayeron en la trampa. Y esa es su principal estrategia: desmoralizar nuevamente a la ciudadanía, para que caigamos en el derrotismo y no demos la batalla.

El domingo pasado, en su cierre de pre-campaña, Xóchitl pronunció un discurso poderoso, con una crítica demoledora al gobierno y una visión clara del país que ofrece. El evento proyectó unidad, fuerza, e inyectó un entusiasmo renovado. Xóchitl logró recuperar el momentum; pero ahora es necesario aprovecharlo, porque a cuatro meses de la elección ya no hay margen para reconstruir la confianza (moral) del público si ésta se pierde.

De cara a la campaña oficial Xóchitl deberá tomar varias decisiones pragmáticas. Entre otras, alejarse de las muchas voces protagónicas que no aportan y consolidar un quipo con perfiles profesionales: en comunicación, trabajo territorial, estrategia electoral. Blindar escrupulosamente los flancos legales y financieros. Minimizar la improvisación, sin sacrificar su frescura, y planearlo todo milimétricamente, ante una elección de Estado donde usarán hasta el error más trivial para atacarla. Usar su gran legitimidad ciudadana para alinear a los liderazgos partidistas, cuyas torpezas y desprestigio son un foco rojo permanente.

Aritméticamente el triunfo es posible (en la presidencia, el Congreso Federal y varias competencias locales); pero ello no servirá si nos vence la propaganda del derrotismo y no salimos a votar. El oficialismo usará encuestas y noticias falsas, cercos informativos, cada artimaña posible para desmoralizar y desmovilizar. Por eso la ciudadanía tenemos la tarea de combatir la desinformación, la mentira, y mantener fuerte la convicción en la victoria: en las redes, en las calles, entre nuestros familiares, amigos y conocidos. 

Xóchitl recobró el momentum. Ahora lo más importante será propiciar la participación masiva el 2 de junio. Lograrlo es en parte una responsabilidad de la candidata y su campaña, pero también de nosotros, los ciudadanos.

POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE

COLABORADOR

@GUILLERMOLERDO

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