PENSANDO EN BÉISBOL

Reinvención a prueba

El actual Comisionado, Rob Manfred, tuvo que ir también extendiendo el listado de modificaciones: a la nueva digamos “línea” de flamantes estadios nuevos, había que meterle nitro con el complemento… sí, “nitro”, porque algo ya indispensable era y sigue siendo bajar los tiempos de juego para el beisb

OPINIÓN

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Alejandro Aguerrebere / Pensando en béisbol / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

No es ciencia cuántica afirmar que el beisbol se juega mucho este año.

Todos pensarán en la apuesta (dicho esto intencionadamente) de los equipos ricos por peloteros como Shohei OhtaniJuan Soto y todos los que signifiquen cientos de millones de dólares.

Ya si son contratos a valor presente o para pagos a posteriori, podemos verlo como una práctica actual tendiente a generalizarse, aunque… Ojo, quizás a las autoridades fiscales de los Estados Unidos ya no les guste el chistecito de que manipulen las cuentas para pretender pagar impuestos cuando se les dé la gana.

Peloteros multimillonarios siempre significan espectáculo, ¿cierto? Quizá es poco explicable como en 2022, las Grandes Ligas vieron su más baja presencia de aficionados en los parques para un lapso de 25 años.

Ojo a este dato, pues recordemos, incluso, como la tendencia ha sido dejar esos inmuebles multiusos denominados “cajas de cerillos” para tener una idea más tendiente al beisbol puramente en estadio propio, de preferencia en pasto natural y con una experiencia propia para el aficionado ávido de ver pelota en un entorno adecuado.

El rey de los deportes sigue detrás del futbol americano y del basquetbol en las preferencias en general, aunque… estamos hablando de un calendario en etapa regular con 162 juegos, es mucha y variada oferta (equipos, ciudades, climas y estadios) para un aficionado a la pelota, o no tanto.

Es por todo lo anterior algo bastante lógico el cómo, después de ir paso a paso con varios cambios, el actual Comisionado, Rob Manfred, tuvo que ir también extendiendo el listado de modificaciones: a la nueva digamos “línea” de flamantes estadios nuevos, había que meterle nitro con el complemento… sí, “nitro”, porque algo ya indispensable era y sigue siendo bajar los tiempos de juego para el beisbol.

Si los dos deportes antes mencionados (NFL y NBA) están arriba de ti en preferencias, y es porque tienen un tiempo de juego establecido, no puedes vanagloriarte de que en 2023 lograste la llegada a como sólo nueve juegos excedieron las tres y media hora de duración, aunque digas que en 2021 fueron 390 encuentros, los cuales superaron tal medición.

El beisbol ya no está para contemplaciones y es necesario que sean esos nueve juegos, pero los que pasen las 2.5 horas de duración. Se veía imposible, pero digan ustedes si no es algo ya vital, es más, hasta para la salud de los peloteros en un calendario tan extendido.

Varios dirán que en los playoffs no puedes poner en la mesa esa medida, de acuerdo, la cuestión es evitar un promedio de 40 minutos más de juego de beisbol sobre uno de basquetbol o del hockey de la NHL, es demasiada diferencia en plena era digital, donde el dinamismo es brutal para cualquier espectáculo anquilosado o poco visualmente atractivo.

Si el promedio para un juego fue de 2:40 horas, en 1985, para el año anterior fue de 2:39 horas: definitivamente el deporte del diamante sí que puede, es cosa de aterrizar al reloj como aliado.

POR ALEJANDRO AGUERREBERE

COLABORADOR

PAL