APUNTES DE GUERRA

La aplanadora naranja

El discurso de Donald Trump es todavía más radical y violento que el de hace ocho o hace cuatro años. Promete ser un “dictador” desde el día 1

OPINIÓN

·
Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

No, queridos lectores, no me refiero ni de broma a Movimiento Ciudadano, que más bien quedó aplanado, sino a una apabullante máquina de destrucción política y cabello naranja que lleva por nombre Donald Trump.

En cualquier otro país el expresidente estadounidense estaría impedido para contender nuevamente, ya fuera por las múltiples causas legales que se cursan en su contra o por el descrédito inherente a su intento por subvertir el resultado de las elecciones de noviembre de 2023 y al de promover una insurrección contra el Congreso para impedir la certificación del triunfo de su contrincante, Joe Biden.

Pero el hombre que alguna vez dijo que podría dispararle a alguien en plena Quinta Avenida en Nueva York y no enfrentar consecuencias parece, efectivamente, inmune a cualquier costo político por sus acciones: Trump supera hoy ampliamente  en las encuestas a cualquiera de sus rivales para la nominación del partido Republicano y tiene una pequeña, pero consistente ventaja sobre Joe Biden para la elección presidencial.

La contienda formal para elegir al candidato Republicano acaba de comenzar, con los “caucus” (o asambleas) de Iowa. Ligeramente distintas a las votaciones primarias en que los ciudadanos acuden a centros de votación, los “caucus” requieren una mayor participación y compromiso de los simpatizantes de cada precandidato, ya que se busca y promueve la discusión, y el objetivo es convencer a los demás asistentes a votar por quien cada quien prefiere.

En Iowa, las encuestas le dan a Trump una ventaja de más de dos a uno frente a sus dos más cercanos competidores, el gobernador de Florida, Ron deSantis, y la exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora de EU ante la ONU (en tiempos de Trump), Nikki Haley.

El verdadero interés mediático se centra en quién quedará en segundo lugar, y en el margen de victoria que pueda alcanzar Trump. Si se confirman los pronósticos, ya sería virtualmente imposible detener su loca carrera de regreso hacia la Casa Blanca. 

Y ahí sí, queridos lectores, a abrocharnos los cinturones de seguridad.

El discurso de Trump es todavía más radical y violento que el de hace ocho o hace cuatro años. Promete ser un “dictador” desde el día 1, se refiere a los inmigrantes como “serpientes venenosas”, a los jueces como “animales” y a los procesos judiciales que enfrenta como una “cacería de brujas”. 

Y su propaganda, al menos en Iowa, lo presenta literalmente como un enviado de Dios, mensaje que encuentra eco en un estado agrícola y predominantemente cristiano y evangélico.

Grave que así se promueva, grave que muchos se lo crean, pero más grave aún que ninguno de sus rivales se atreva a confrontarlo. 

Si Trump regresa, será también por culpa de un partido Republicano que se dejó avasallar.

POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS

GGUERRA@GCYA.NET 

@GABRIELGUERRAC

EEZ