No es fácil llamar a la cooperación cuando el mundo está dividido y en guerras. No obstante, eso es justo lo que pretende el Foro Económico Mundial que celebra su Reunión Anual esta semana en Davos. El WEF ha invitado a la reconstrucción de la confianza sobre la base de tres principios: transparencia, consistencia y rendición de cuentas, considerando que incluso en tiempos difíciles se puede rescatar algo de cooperación en un mundo inmerso en competición entre grandes potencias.
Hay que reconocer que algo saben los organizadores de este foro que durante los 52 años ha logrado construir el espacio más diverso y donde, de entrada, todos los que acuden confían en la neutralidad suiza, en las reglas de convivencia durante el evento, y en que del llamado “espíritu de Davos” siempre emergen propuestas positivas.
Una de esas propuestas, que pudiera abonar en la reconstrucción de la confianza, es el lanzamiento este año del Barómetro de Cooperación Global, desarrollado en conjunto por el WEF y por McKinsey, y que combina 42 indicadores que permiten cuantificar el grado de cooperación en el planeta en cinco áreas: comercio y capital; innovación y tecnología; clima y capital natural; salud y bienestar; y paz y seguridad.
Los resultados de este Barómetro nos indican que entre 2012 y 2020 se observó un aumento de la cooperación en cuatro de los cinco pilares medidos. Sin embargo, durante los dos años subsecuentes; es decir, entre 2020 y 2022, hubo un ligero retroceso de la cooperación equivalente al dos por ciento de la medición. El problema más grande se dio en el ámbito de la paz y la seguridad. Para evitar el deterioro de la cooperación en Davos proponen practicar la “coopetición”, buscando un equilibrio entre la cooperación y la competencia, para avanzar en áreas específicas, a pesar de la falta de coincidencia en otros ámbitos. Ojalá este nuevo concepto que sale de Davos permee entre las élites políticas que están presentes por aquí.
Por lo pronto, otra muestra de que es posible cooperar es la reunión de consejeros de seguridad nacional de 83 países y organizaciones internacionales quienes el pasado domingo en este destino de esquí de los Alpes discutieron sobre la guerra de Rusia contra Ucrania, demostrando que sí es posible hablar de fórmulas para lograr la paz . Esta fue la más grande reunión en su tipo de las cuatro que se han logrado y la primera que ocurre en sincronía con el Foro.
Es cierto: hay pocas probabilidades de que estas reuniones sean el elemento definitorio para terminar los conflictos armados y sociales que hay en todas las geografías del planeta. Sin embargo, todas ellas revisten un valor: pueden atenuar la gravedad de las diferencias y propiciar el diálogo mínimo sobre temas que pocos quieren abordar cuando se están disparando misiles o muriendo soldados. Y eso, ese diálogo, es el paso necesario para reconstruir la confianza global, tal como propone el WEF.
POR BEATA WOJNA
PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES
TECNOLÓGICO DE MONTERREY
@BEATAWOJNA
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