COLUMNA INVITADA

Zapatismo zen

El EZLN ha supuesto un destello en la oscuridad y con su impronta indígena, aprendió a escuchar

OPINIÓN

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Diego Latorre / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El budismo es una religión no teísta y, sobre todo, humanista. La mayoría de las escuelas reconocen a Buda como un hombre y un símbolo de la obtención de la iluminación. Las escrituras budistas, denotan una actitud antiautoritaria y alientan el cuestionamiento de la autoridad y los dogmas, confiando en el juicio personal. 

El budismo zen tiene, por ejemplo, algunos puntos comunes con la filosofía individualista del anarquismo, por eso las comunidades budistas son temidas por reyes o gobernantes debido a su desapego. 

Al rechazar voluntariamente las posesiones materiales y no temer ni al dolor o la muerte, los budistas se “escapan” de los sistemas terrenales de poder, porque no hay manera de manipularlos.

Muchas notas en común se destacan en el movimiento zapatista: “La lucha es como un círculo; se puede empezar en cualquier punto, pero nunca termina”, dijo el Subcomandante Marcos y, en realidad, tiene razón. A 30 años del levantamiento, por mucho que midamos el tiempo, el ser humano oprimido por sistemas brutales de dominación siempre deberá luchar contra el olvido, contra el desarraigo y por una memoria que lo impulse a conquistar sus libertades, la justicia social y la equidad. 

El EZLN ha supuesto un destello en la oscuridad y con su impronta indígena, aprendió a escuchar y tomó un rumbo distinto de lucha sirviéndose de un aparato analítico plural, abandonando el carácter maoísta de otras guerrillas en América Latina. 

No aspiran a la toma del poder en un sentido tradicional, en cambio, sí que deciden la construcción social del poder en un sentido horizontal, bajo el principio del “mandar obedeciendo”, sin coaccionar ni suplantar la toma de decisiones del poder popular. Los Acuerdos de San Andrés de 1996, no han sido implementados aun por las administraciones de turno, sumándose ésta, como una más de las muchas traiciones contra las comunidades zapatistas. 

No obstante, de los diálogos con el gobierno se concretó la fundación del Congreso Nacional Indígena y, años más tarde, la creación de los Caracoles como entidad política de los municipios rebeldes zapatistas.

Una lección aprendida en estos 30 años del EZLN, es que no se pueden bajar las armas contra los malos gobiernos. Las agresiones han sido muchas, de índole diversa, e independientes del color del gobierno. El EZLN ha demostrado ser un movimiento apoyado por la mayoría indígena, y ha sabido crear redes de comunidades de autogestión para su supervivencia. 

Hoy enfrentan  un cambio generacional con jóvenes que han vivido ya en la autonomía, con una mirada de largo plazo, y ciertos de que lo que hay que construir es el presente para un mejor futuro: “La libertad es como la mañana. Hay quienes esperan dormidos a que llegue, pero hay quienes desvelan y caminan la noche para alcanzarla”, (Subcomandante Marcos).

POR DIEGO LATORRE LÓPEZ

COLABORADOR 

@DIEGOLGPN

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