POLÍTICA Y DIPLOMACIA SOSTENIBLE

35 Reunión de embajadores y cónsules: México es una potencia

Hoy la REC es parte del calendario cívico mexicano. En ella los titulares de nuestras representaciones escuchan a los principales miembros del gabinete presidencial sobre su visión del país y las prioridades del gobierno para el año que se inicia

OPINIÓN

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Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Fernando Solana fue un leal e inteligente servidor público, canciller entre 1988 y 1993. Funcionario de ideas claras, sencillas, pero trascendentes. Al finalizar 1989, observó que el ochenta por ciento de los embajadores y cónsules de México en el exterior habían solicitado autorización para visitar a sus familias durante las fiestas de fin de año, que cada uno pagaría de su propio peculio, sin representar ningún gasto adicional para la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Le pareció que su presencia en México debía ser aprovechada para beneficio del país, y en enero de 1990 convocó a la primera reunión de embajadores y cónsules de México en el exterior (REC).

Su magnífica iniciativa se mantuvo a lo largo del tiempo. Hoy la REC es parte del calendario cívico mexicano. En ella los titulares de nuestras representaciones escuchan a los principales miembros del gabinete presidencial sobre su visión del país y las prioridades del gobierno para el año que se inicia.

El momento más importante del cónclave anual es una reunión con el presidente en turno en donde éste, de acuerdo con lo que dispone el artículo 89 constitucional en su fracción décima, fija las prioridades de la política exterior del país.

Durante las REC hay encuentros con gobernadores, senadores, diputados. Cada Subsecretaría de la SRE organiza reuniones de trabajo con los embajadores y cónsules en su respectiva área geográfica, o con los representantes en los organismos internacionales.

En las REC los hacen trabajar. Les exprimen sus experiencias, observaciones, oportunidades que hay que aprovechar, nuevas ideas, riesgos y nuevos retos. Muchas ideas de política exterior nacieron en alguna REC. Hoy existen las reuniones virtuales, a cualquier hora, con cualquier lugar del mundo. Pero nada sustituye las reuniones presenciales y el contacto personal.

El formato y duración de las REC ha variado en el tiempo. Cada titular de la SRE le ha dado su propio sello. Algunos las han abierto más a la participación de empresarios, académicos, organizaciones sociales, conferencistas internacionales de prestigio, o de figuras públicas nacionales.

Otros, le han dado prioridad al intercambio directo entre nuestros representantes en el exterior con las autoridades de la cancillería y el gobierno. Pero se ha impuesto un objetivo central: que los embajadores y cónsules retornen a sus adscripciones con la información necesaria e ideas claras de lo que deberán hacer al frente de sus representaciones.

México es un país profundamente vinculado con el mundo. Somos una economía abierta. Nuestro crecimiento económico, nuestro PIB, depende en más del 75 por ciento de nuestro comercio exterior (importaciones y exportaciones), las remesas, el turismo internacional y la inversión extranjera. Millones de mexicanas y mexicanos viven en Estados Unidos y otros países.

Somos miembros del G20, que reúne a las vente economías más grandes del mundo. Además, por geografía e historia, somos un país de pertenencias múltiples: norteamericano, caribeño, centroamericano y latinoamericano. Una nación que pertenece al atlántico y al pacífico. Somos socios de Estados Unidos y Canadá a través del T-MEC, pero seguimos siendo un país en desarrollo, que también forma parte de lo que hoy se denomina “el Sur Global”.

En realidad, México ha sido parte de la globalización desde que ésta se inició en el siglo XVI, con el Galeón de Acapulco a Manila, y los viajes trasatlánticos. Por eso nuestra herencia histórica, y nuestra cultura popular contemporánea, proviene no sólo de nuestros pueblos indígenas, sino también del mediterráneo, del mundo árabe, de Asia y de África. Diversidad y originalidad.

Históricamente, algunos observadores, nacionales y extranjeros, nos han visto como una nación débil. Pero no es así. México es una potencia por la dimensión de su territorio, de su población, y el tamaño de su economía (la catorce en el momento actual, según el FMI).

Somos una potencia comercial, con enorme capacidad para atraer inversión nacional y extranjera. Nuestro país es una potencia global en materia cultural, turística y para el desarrollo de energías limpias. Por supuesto, enfrentamos enormes retos en pobreza, desigualdad, inseguridad, estado de derecho, educación, ciencia y tecnología.

Todos, desafíos superables mediante el esfuerzo nacional, al que necesariamente tiene que contribuir una sofisticada estrategia de proyección internacional.

Bajo cualquier indicador, hoy somos uno de los quince países con mayor peso en el mundo, y así debemos asumirnos. Tenemos muchos activos, incluyendo una red de embajadas y consulados con presencia en todas las regiones del mundo, y la red consular más grande en Estados Unidos.

Sin embargo, durante décadas el país ha invertido muy pocos recursos en su proyección internacional, muy por debajo de la inversión que realizan países de capacidades similares o menores. El presupuesto anual de la Secretaría de Relaciones Exteriores nunca ha rebasado el 0.3 por ciento del presupuesto federal.

Eso debe cambiar. Todos los países que aspiran a influir en el escenario internacional invierten en su proyección global. No son sólo las grandes potencias como China y Estados Unidos. Son Alemania, Arabia Saudita, Brasil, Corea, Cuba, Emiratos Árabes Unidos, España, Francia, India, Italia, Israel, Japón, Reino Unido, Rusia y Singapur, entre otros. México debe estar en esa lista.

*MIGUEL RUIZ CABAÑAS ES PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY

@miguelrcabanas

miguel.ruizcabanas@tec.mx  

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