NOTAS SIN PAUTA

Marko Cortés y su insolente cinismo

Un grave autogol que se inflingió el dirigente del PAN, Marko Cortés y que por su naturaleza

OPINIÓN

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Arturo Rodríguez García / Notas sin Pauta / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Un grave autogol se inflingió el dirigente del PAN, Marko Cortés y, por su naturaleza, lo hizo extensivo al PRI, luego de que el pasado martes 9 revelara el acuerdo de coalición que signaron las dirigencias nacionales para ir juntos en Coahuila en 2023.

Tan mal se vio la “transparencia” que hasta la presidencial Xóchitl Gálvez se quiso desmarcar declarando de plano que la hicieron encabronar.

Y claro está, el episodio echa a la basura la de por sí escasa credibilidad de Marko Cortés como líder de la oposición en tanto presidente de la segunda fuerza electoral:

¿Cómo propugnar la independencia del Poder Judicial si un acuerdo electoral negocia un magistrado? ¿Cómo defender la libertad de los órganos autónomos si sus comisionados se pactan en una coalición de partidos?

¿Cómo creer en el lamento porque se revirtió la Reforma Educativa cuando la alianza en elecciones negocia hasta direcciones de escuela y cargos en las universidades?

¿Qué clase de PAN se nos presenta cuando sus antiguos ideólogos fueron abogados de gran talento como Manuel Gómez Morín, Rafael Preciado, José Ángel Conchello, entre otros tantos de sus discípulos y todos rechazaron no sólo gozar de prebendas como los fiats notariales, sino hasta el financiamiento público?

Y ¿qué clase de panismo es este que, lejos de la promoción del ideal federalista que históricamente blandió ante el centralismo presidencialista de antes y de ahora, es capaz de someter a su militancia local de la manera más humillante como lo hizo esta vez?

Se trata de la más insolente de las expresiones de cinismo que hayamos visto en la cúpula panista. Repetido hasta la saciedad por sus implicaciones, el contenido de dicho acuerdo no sólo negociaba posiciones para la elección de junio, sino puestos que por división de poderes, autonomía y procedimiento resultan innegociables, además de que comprometía candidaturas en 2024.

Una de esas candidaturas es la que tiene que ver con la postulación al ayuntamiento de Torreón, que el PAN pactó para sí, muy a pesar de la natural búsqueda de reelección del priísta Román Alberto Cepeda en esa localidad con todas las encuestas a su favor. 

A esto se suman los reclamos de los liderazgos panistas locales que no querían quedar fuera de la alianza. Y no querían por tener el pulso local claro. 

Hace unos meses, Guillermo Anaya Llamas decía en entrevista que no ir en coalición había costado mucho al PAN local en 2021 cuando su votación se desplomó luego de que cuatro años antes era altamente competitivo.

No es casual que el priista Manolo Jiménez, le haya recordado a Cortés la escasa aportación de votos panistas del año pasado. Y es que no sólo fue el panismo incapaz de reunir un 20% sino que, en ejemplo extremo, tuvo una candidata, entre los cinco a diputados locales, que apenas si arañó el 2%.

Hasta ahora nadie ha explicado cómo fue que la radicalización escaló desde la tarde del lunes 8, hasta las 23:58 del martes 9, cuando faltando un minuto para que venciera el período de registro de coaliciones, se inscribió la alianza PRI-PRD y el partido estatal UDC, cuyos dirigentes fueron acompañados por la dirigencia estatal panista que se quedó vestida y alborotada en espera de un cambio de decisión de Marko Cortés que nunca llegó.

Bajo la lupa quedó Marcelo Torres Cofiño, el panista torreonense que fue dirigente nacional interino y encargado de conducir el proceso interno para finalmente pasarle la estafeta a Marko Cortés en agosto de 2018, pues –eterno aspirante a la alcaldía de Torreón-- es señalado como el instigador de una decisión que, conforme a la tendencia histórica, condena al PAN a la irrelevancia y con muy factibles sangrías en las próximas semanas.

POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
COLABORADOR HERALDO RADIO
@ARTURO_RDGZ

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