HIEL Y MIEL

Crisis en el mundo mundial

En unas cuantas décadas pareciera que grandes conjuntos humanos han pasado de ser sólidamente demócratas a anhelar gobiernos dictatoriales

OPINIÓN

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Tere Vale / Hiel y Miel / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El 2024 será el año de las elecciones, pero no solo en México o en Estados Unidos, más de 75 países tendrán procesos electorales en todos los continentes de nuestro planeta. El asunto es complejo cuando se toma en cuenta que estas definitorias contiendas nacionales se darán en medio de dos guerras que parecen interminables —Rusia vs. Ucrania e Israel vs. Hamas— y un mundo postpandémico que no se acaba de recuperarse de la enfermedad ni de los problemas sociales, políticos y económicos que desató este virus en todas partes. Así están las cosas en este año que comienza. Se ve difícil.

Para acabarla de amolar, continúa la competencia implacable y las tensiones económicas entre países tan poderosos como China y Estados Unidos. Adicionalmente, muchas de las naciones que renovarán a sus líderes se encuentran en una polarización extrema a consecuencia del triunfo de mandatarios de corte populista que han logrado exitosamente una radicalización de sus gobernados. No quiero ser ni parecer una persona con pensamientos catastróficos, pero lo que aumenta aún más las posibilidades de una crisis mundial es la transición energética y la delgada línea roja que separa el cambio a energías limpias. Las industrias tradicionales tendrán que hacer ajustes en este sentido, de lo contrario se desestabilizará ambientalmente todo el globo.

Elecciones en Venezuela (donde más de ocho millones de personas han decido huir del horror del chavismo), en El Salvador (donde Bukele se prepara para su reelección a costa de derechos y libertades); en Taiwán (de la que en buena medida depende el tono de la relación EU-China); en India, en Sudán, en Sudáfrica y en muchos países más. 

La preocupación de muchos analistas y de los defensores de la democracia es el crecimiento, especialmente en América Latina, de una ultraderecha capaz de sacrificar libertades y derechos humanos para hacerse del poder con la complicidad de una ciudadanía cansada de la violencia del crimen organizado y la enorme desigualdad que se vive en la mayoría de los países que integran nuestro continente. Hace unos cuantos días, la expresidenta de Chile y Alta Comisionada para los Derechos Humanos de ONU, Michelle Bachelet, mencionaba como poco a poco muchos latinoamericanos han sido persuadidos de que la represión es mejor que la prevención, y que incluso se vale —y hasta es deseable— que unos tengan más derechos que otros. De ese tamaño es el hartazgo ante la pobreza y el baño de sangre que estamos sufriendo en muchos países latinoamericanos. En unas cuantas décadas pareciera que grandes conjuntos humanos han pasado de ser sólidamente demócratas a anhelar gobiernos dictatoriales que mañosamente prometen terminar con los problemas. 

No hay soluciones simples ni mágicas para todos estos problemas, no. Pero trabajemos porque en nuestros próximos comicios, nuestro voto sea razonado y motivado por lo mejor de nosotros mismos para definir el futuro de nuestro país. Ese es mi propósito único en este año nuevo. Feliz 2024.

POR TERE VALE

COLABORADORA

@TEREVALEMX

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