DILEMAS MILLENNIALS

¿Vale la pena hacer propósitos de año nuevo?

¿Cuántos tuvimos la oportunidad de tener un cierre en paz? ¿Deberíamos esperar hasta fin de año para evaluar si estamos conformes con la vida que tenemos y crear nuevos propósitos?

OPINIÓN

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Dulce Elena Galindo Villa / Dilemas Millennials / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Lo pregunto porque la verdad el cierre de año fue un tanto nostálgico para mí, experimenté la pérdida de un familiar joven. Esta confrontación con la muerte me detonó un gran dilema: ¿vale la pena preocuparse por el futuro?

En fin de año hacemos corte de caja, la mayoría reflexionamos acerca de nuestros aciertos, errores y nos planteamos aquello que es necesario mejorar, nos llenamos de ilusiones por el nuevo comienzo como si de manera mágica pudiéramos hacer borrón y cuenta nueva.

Pero ¿cuántos tuvimos la oportunidad de tener un cierre en paz? ¿deberíamos esperar hasta fin de año para evaluar si estamos conformes con la vida que tenemos y crear nuevos propósitos?

Según la estadísticas solo el 8% de las personas en el mundo consiguen cumplir sus propósitos al finalizar el año, así que no, no es efectivo, es mejor hacer un plan de vida.

El plan de vida es una guía para alcanzar tus grandes metas. Para hacerlo es preciso definir qué quieres hacer con tu existencia, de este primer paso saldrán muchos objetivos, lo siguiente será identificar qué acciones te van a permitir alcanzarlos, establecer un tiempo para cada uno.

Algunos objetivos los podrás alcanzar en cuestión de meses, en cambio otros te llevarán años. Planificar te da claridad, la capacidad para aprovechar oportunidades y sentirte pleno(a) porque estás invirtiendo tu tiempo para alcanzar tu máximo potencial, sin duda es un antídoto contra la depresión, ansiedad y baja autoestima.

Para ejecutar un plan de vida requerimos honestidad para definir nuestras metas y tiempo para trabajar en su materialización, aquí te comparto tres hábitos que aprendí en Dale Carnegie para gestionar mejor el tiempo.

Hábito 1. Establecer prioridades y no solo del trabajo sino de tu vida. Si tienes una plática pendiente con alguien que no te deja avanzar porque tienes un montón de emociones retenidas, la prioridad es tener esa charla o si te sientes mal, la prioridad es ir al médico de lo contrario no podrás fluir en todo el día.

Hábito 2. Escribir tus prioridades del día en tu celular o una libreta, basta con que resuelvas tres cosas, empieza por lo más complicado, a veces postergamos lo más difícil de hacer por miedos, en este caso, despeja tu mente escribiendo los pensamientos que te bloquean.

Hábito 3. Trabaja por intervalos de tiempo, da tu máximo esfuerzo en dos horas para resolver cualquier cosa que tengas o por lo menos avanzar, después suéltalo e inicia otra actividad.

Haz siempre lo máximo que puedas para cumplir tus metas, sin dejar de disfrutar de la compañía de las personas que amas, mantente en movimiento, arriesgaste. Si no lo consigues mínimo lo intentaste y no te quedas con la sensación de haber podido hacer más, incluso si hoy es tu último día de vida.

Si lo haces, la frustración y ansiedad disminuirá. Brindo porque nuestro propósito de año nuevo sea hacer lo posible por VIVIR.

POR DULCE ELENA GALINDO VILLA

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