No es la lista de buenos propósitos lo más importante que conviene hacer al inicio de año, pero es muy útil. Siempre son los mismos, unos más y otros menos; hay algunos que permanecen por años, los que se cumplen con gusto, los que nunca se cumplen…
Los propósitos también tienen un sentido pedagógico. Sirven como plan de acción y como proyecto para el año. El avanzar en su cumplimiento trae satisfacción o frustración, puede ser incentivo para seguir adelante, o motivo de decepción y abandono. Ocasión para modificar propósitos originales o para añadir otros nuevos a la lista.
Así como hacer propósitos personales es una costumbre que conviene conservar, vale la pena hacer propósitos en lo colectivo. Esta es una tarea un tanto más complicada, porque requiere de una puesta en común.
Conforme se avanza en la complejidad de los propósitos, éstos se convierten en hoja de ruta para el desempeño de empresas, corporaciones, sindicatos, gobiernos. En cualquier caso, saber dónde estamos parados, qué queremos hacer, qué pasa si lo logramos o no, son factores a considerar al elaborar nuestros propósitos.
Si a nivel personal o familiar esto es importante, lo es mucho más cuando hablamos de México. Estamos en el inicio de un año crucial, y en nuestra lista de propósitos, personal y colectiva, debe estar presente esta realidad. El proceso electoral en marcha definirá el futuro de nuestro país, el futuro de los mexicanos, nuestro futuro.
En nuestra lista de propósitos personales es conveniente incluir el estar al día sobre la política nacional, el desarrollo de las campañas, las opiniones de los analistas. No seguir ciegamente a unos e ignorar a otros, formar nuestro propio criterio. Escuchar a las y los candidatos a todos los puestos de elección, adquirir un mínimo conocimiento del proceso electoral y de los puestos que están en juego.
A nivel colectivo, discusiones informadas, cuestionamientos inteligentes e intercambio de opiniones ayudan a madurar la toma de decisión sobre a quién apoyar. Los mensajes catastrofistas y las descalificaciones que están ya presentes son elementos que debemos tomar en cuenta, no definiciones que debemos aceptar.
Por otra parte, nuestros propósitos en lo colectivo deberán incluir una participación que no se circunscriba a pláticas o críticas de café, esperando que ‘otros’ tomen decisiones que nos competen a todos. Organizar a vecinos, familiares o amigos para acudir a reuniones con los candidatos, colaborar en actividades de campaña de los que nos parezcan los más adecuados, ofrecerse para ser representantes de casilla el día de la jornada.
Los propósitos que aquí sugiero pueden parecer poco importantes o intrascendentes, pero es la suma de millones de ellos, llevados a la realidad, lo que permitirá enfrentar exitosamente el gran desafío que este año nos presenta. México lo merece.
POR CECILIA ROMERO
COLABORADORA
@CECILIAROMEROC
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